A veces me gustaría ser más plana, más superficial. Te juro, así como un cacahuete, medio vacío. Que nada me afectara. Pero no, por desgracia no es así. En esta etapa me da más por sobrepasar, quizás es por el tiempo que paso sola, quizás por todo lo que estoy descubriendo. Hay cosas que cada día tengo más claras, otras que poco a poco me hacen dudar. Lo que si veo es que da igual donde vayas: se han terminado las ganas de amar. Las personas no se enamoran, las personas se Individualizan. Ya no hay un nosotros, hay un tu y yo. Hay dos personas independientes que buscan hacer las cosas por separado con la comodidad de tener a alguien con quien volver. A mi eso no me gusta. No digo que no seamos independientes, que no nos amemos a nosotros mismos. Pero echo de menos los momentos en que las emociones estaban por encima de todo, del trabajo, de la viuda. Cuando la gente recorría kilómetros por encontrarse con otra persona, cuando eran capaz de dejar un mundo entero solo por amor. El otro día vi un carrusel de fotos en Tik Tok que hablaban que hay que enfocarse en uno mismo, en comer bien, en ser el mejor porque el amor como los conocemos no existe, solo el que sentimos por nosotros mismos. Y te juro que me hizo llorar. Porque no lo quiero ver así, no quiero que sea así. Quiero un amor romántico, una persona que me inspire, que me redescubra, que me haga sentir mejor. Una persona que haga brillar mis ojos cuando se acerca, que me saque de mis casillas, que sea pasional. Una persona que no tenga miedo y esté dispuesta ha avanzar. Pero me da miedo, tengo la triste sensación de que nunca pasará. Porque soy demasiado intensa, porque voy de frente, porque no quiero perder el tiempo. Porque soy de las que siguen soñando. Soy la persona que todos admiran, que todos quieren pero nadie se queda. Soy la que nunca es elegida y se queda con el corazón roto en mil pedazos
martes
domingo
Nunca he sido buena en los puzzles. Porque las cosas jamás han encajado para mí. No tienen sentido. Algo que debería funcionar no debería forzarse. Como las piezas, sabes. Me dicen qué es cuestión de perspectiva. Yo creo que cuando estas lejos de casa empiezas a darte cuenta de algunas cosas. Como cuando ves a las familias, todas unidas, llenas de abrazos y amor. Mesas llenas todos los domingos en compañía. Y luego estás tú, qué estás sola. Estás sola aquí y estás sola en casa. Tienes una familia, enorme, llena de personas increíbles. Pero a día de hoy no sabes nada de ellos, son más bien unos conocidos. Están todos lejos. Y no hablo de estos dos últimos meses. Hablo de tus últimos treinta años. Perteneces a un país que no puedes llamar tuyo, te criaste en uno en el que en realidad solo tienes su nacionalidad. Vives en uno que no sabes si alguna vez te aceptara. Vayas a donde vayas, algo no encaja. La familia que elegiste esta dispersa. Cada uno tiene su historia. Cada uno tiene algo que contar. Pero son independientes. Están a una llamada, sí. Quizás no los veías tanto en Madrid. Quizás la diferencia está en la calidez de sus abrazos. Y luego estaba la tercera familia, esa que formaste en el trabajo ¿Te acuerdas cuando pensabas que nadie te iba a apreciar? Siempre te apoyaron. Ahora te falta todo, los amigos que hiciste quizá si te marchas no se dan cuenta. El amor que conociste no te hace mas que castigar. Simplemente las piezas no encajan. Algo no funciona. Lo sé, es pronto para sacar conclusiones. Pero no es cuestión del país, no es cuestión del lugar. Es que creo que jamás lo encontraré
miércoles
Me quedo parada. Sin respiración. No soy capaz de articular las palabras. Estoy frente a un teclado y ni siquiera soy capaz de suspirar. Me esta haciendo daño. Lo sé, necesito aire. Pero no lo encuentro. Y solo quiero nadar, pero el mar esta lejos. Al menos así lo siento. Yo te odie al momento. Cuando te vi no era feliz. No me gustó tu forma de hablar, de pensar. No me gustó tu conversación banal. No me gustaste tu. No confiaba. No soy capaz de creer ni una sola de tus palabras. Ni siquiera creo que tus intenciones fueran buenas. Porque no creo en las personas que abandonan a las personas como si de perros se tratasen. A Taylor la mataron en Londres, sobrevivió y luego su novio la levantó tras los disparos. Londres se le hizo insoportable. Pero volvió, como volví yo. Porque era realmente feliz Y me arrebataste un pedazo de esa felicidad. Me hiciste vivir con fantasmas. Con dolor. No prometas aquello que no puedas cumplir, o mejor dicho, aquello que no quieras cumplir. Porque te llevas por delante todo lo que hay a tu paso. Rompes personas, mundos. Yo te presté el mío y fue como una desforestación. Simplemente te lo llevaste. Y estoy cansada. No me conoces tanto como dices. Lo diré claro: No tienes ni puta idea de lo que es estar en mi cabeza. Ni pienso explicártelo. Porque no me valen tus palabras, solo tus actos. Y tus actos nunca han sido claros. Ni lo serán. Ni siquiera teniéndome delante has sabido actuar. Te convertiste en hielo y eso es lo que mas me duele. Con tu puto muro. Odio los muros, odio los silencios, odio la falta de sensatez. Pero lo que más odio es que sigo donde me dejaste. Como si se tratara de un restaurante, sentada en la misma mesa esperando a que llegaras. Pero nunca lo hiciste. Y cuando lo hiciste, no te reconocí, eras otra persona. Por eso no puedo avanzar. Porque espero a una persona que está muerta. Que se fue con los recuerdos. Y nunca volverá. Ahora simplemente he aprendido a vivir con fantasmas. Pero no es justo, tengo 30 años y es mi mayor miedo. God rest my soul, I miss who I used to be. The tomb won't close, Stained glass windows in my mind. I regret you all the time...
lunes
domingo
You weren’t mine to lose
Es curioso como la gente piensa que estoy loca. La verdad es que en ocasiones hasta yo he llegado a pensarlo. Luego me di cuenta de que simplemente soy demasiado observadora. Demasiado emocional también, pero eso me hace ver mucho más que los demás. Lo que no soporto es que piensen que soy estúpida. Cómo puedes pensar la persona que más siente, que tiene los sentidos puestos en todo lo que le rodea cada segundo ¿no se daría cuenta de esto?
Todo empezó cuando me dijiste que me querías. Tardaste mucho en hacerlo según mi parecer, tenías miedo al compromiso, como la mayoría de la sociedad, confundiéndote una vez más con Que el mayor compromiso que uno debe hacer es consigo mismo. Le dijiste a todas y a todos que yo era el amor de tu vida. Pero yo vi Como ese amor se apagaba poco a poco, Como un día todo te parecía negro y al día siguiente todo parecía ser blanco. También te recuerdo a escondidas enviando mensajes, o ocultándome tu pantalla. No fue ninguna casualidad que después descubriera Que hablabas con muchas personas a la vez. Y que les prometías el cielo de la misma manera que A mí, Aunque solo fuera a cambio de sexo.¿ Crees que no descubrí ninguna de esas conversaciones? Crees que no sabía lo que hacías? Lo único que sé es que París me recordó las veces que me engañaste. Cuando estuve en Lisboa, lo reafirmé. Disfrutaste muchas veces de esa libertad que pensabas que te había quitado. Aunque siempre he sido fiel a pensar que no hay mayor libertad que elegir a la persona a la que quieres tener al lado. Que dura la fidelidad, verdad? Que duro es hablar de valores. Y cuando pensé que nunca más volvería a sentir, Volví a abrirme a una persona. Pero yo ya lo sabía todo. Y no es que estuviese loca, es que la vida me había hecho más inteligente. No sé cómo lo hago, que siempre soy la persona Que ha pasado por la vida de los demás, pero nadie Decide quedarse. Pensar que esa noche te enseñe mi película favorita. En cambio, tú Sonreías pensando en otra persona. Después me prometiste que no había otra persona. Y en cambio, Por mí nunca hubieses cruzado el charco. Es cuestión de perspectiva. Como bien decía mi canción favorita, la que te enseñé una y mil veces, Es cuestión de confianza. Pero al igual que dijo Taylor Swift, Nunca fuiste mío para perderte. Y al igual que mi nombre Fue escrito en papel, hay otros que fueron escritos en piedra.
sábado
I love you it’s ruining my life
Si te digo la verdad, llevo tiempo con el piloto automático. No tengo muy claro cuál es la dirección que estoy tomando pero cada día estoy más orgullosa del camino que poco a poco voy trazando. No me puedo creer que a día de hoy dentro de un mes este mirando otro cielo. Los mismos edificios de Madrid con los que antes soñaba, imaginas tener una casa en el centro, decía. Ya no puedo soñar con ello. Creo que nunca será posible. Pero me hace muy feliz pensar otras posibilidades en este mundo. Posibilidades tan grandes que ni siquiera puedo pensar en ellas, solo con conseguir aquello que siempre he deseado: felicidad. La tranquilidad de ver el mar, la tranquilidad de estar yo conmigo misma y pensar que no me hace falta nada más. Tengo miedo, eso no cabe duda. Pero qué bonito es este miedo. Llevo meses pensando en lo rota que estoy, en como día a día sigo recogiendo los pedazos que todavía no recompuse. Yo que creí firmemente en el amor, hoy en día no creo en él. No de la manera que yo pensaba. Existen otros tipos de amores, por supuesto. Principalmente el de mis amigos, que son los que me hacen realmente feliz y los que me apoyan en todas mis decisiones. Pero ya no creo en el amor romántico como creía antes, no creo en las sonrisas que te vendrán a buscar a un aeropuerto y que se ilusionaran por tu llegada. No recuerdo la última vez que sentí mi corazón latir con fuerza, nerviosa de volver a ver a alguien. A veces lloro muy fuerte, me abrazo a mí misma porque sé que es la única compañía que siempre tendré y pienso que fue muy fácil vencer. Pero a diferencia de antes ya no tengo miedo. No tengo miedo a volver a caer, no tengo miedo volver a ilusionarme. Porque sé que no sucederá en mucho tiempo. Pero qué bonito es volver a nacer, aunque sea con las alas rotas.
viernes
Son de amores
Se me había olvidado que por las noches leer me sobreexcita hasta el punto de que me cuesta dormir. También me hace pensar en todo aquello lo que he vivido como si fuera una gran novela, como las películas mentales que me monto a diario en mi cabeza. Leyendo los siete maridos de Evelyn Hugo llevo días pensando en quien fueron un gran amor para mí. Cuando era más joven solía decir que me enamoraba de las personas, de su personalidad, de su alma. Era capaz de perjurar que me había enamorado en innumerables ocasiones. Y quizá era verdad. Pero si tengo que hablar de las personas de mi vida, diría que son dos. Actualmente solo he tenido dos grandes amores y que diferentes fueron. El primero he de decir que siempre lo recordaré con mucho rencor. Algunos dicen que nunca lo he perdonado. A decir la verdad no pienso que tenga que perdonarlo. No creo que tenga que perdonar a la persona con la que pase mis 20 y decidió destruir todos mis valores y los pilares que había construido. Empezando por la confianza, la cual para mí siempre ha sido lo más importante, pero con el tiempo me di cuenta de que a pesar de que pensaba que nuestra relación era increíble, nunca hubo comprensión. Ni él quiso comprenderme ni yo quise hacerlo. Se habla mucho de que las personas tienen que escucharse entre ellas pero se habla poco del lo importante que es la comprensión. Sé que lo amaba, porque por amor haces muchas estupideces. Como romper tus principios, por ejemplo, aguantar cosas que nunca pensaste que podrías tolerar. Y ahí estaba yo con el corazón roto, sabiendo que la única persona a la que había amado de verdad, no solo me había sido infiel, sino que me vino con la excusa vagal de que era la mujer de su vida y que nos íbamos a casar. Esto me hizo pensar en lo poco que me conoce la gente. También me lo hizo saber mi segundo amor. Me da la sensación de que la gente no comprende que no puede poner en tu boca palabras que nunca has dicho. “ Es que tú lo que quería era una familia, un matrimonio y unos hijos “. Jamás escucharás estas palabras salir de mi boca y cuántas veces han pensado que es lo que quiero. “ No sé lo que quiero, en su momento quise formar una familia, ahora no lo tengo tan claro“. Creo que las personas están equivocadas con el concepto fluir. Todos creen que fluyen porque no le dan valor a las relaciones que tienen. Fluimos por no ponerle un nombre a la relación o evitar ponérselo. Fluir es que cuando las chispas surgen con una persona, te dejes llevar y luches por ello porque te recuerdan que estás vivo. Tienes que recordar esa sensación, esa emoción, y aferrarte a ella hasta que muera. Entonces serás consciente de que has hecho todo lo posible y has amado con todas tus fuerzas. Pero que ese amor fue de verdad. Soy una persona que sobre piensa mucho pero tiene muy claras sus emociones y sentimientos. Y lucharé por ellos siempre que haga falta. Pero a pesar de que sobre piense mucho, cuando amamos a alguien de verdad no me planteo ni siquiera cuál es el futuro que quiero con ellos. No me importa el futuro mientras estemos juntos. Una vez dije que mi mayor sueño era envejecer al lado de alguien y poder ver todos los atardeceres del mundo. Nadie me escucha. Nadie se interesó lo suficiente por saber qué es lo que quería, simplemente asumía que yo quería lo que todo el mundo quería. O lo que hasta ahora estaba bien visto. Ni siquiera sé si quiero ser madre, ni siquiera sé si quiero formar una familia porque la familia la tengo ya con los amigos que he ido creando a lo largo del tiempo. Yo solo quería despertarme todas las mañanas apoyada en el pecho de alguien que sintiera que me amaba de verdad. Creo que las personas son incapaces de escuchar a los demás y piensan en su propio miedo.
Y el miedo de verdad que nos come. Con lo bonito que es amar sin límites, de manera pasional, de manera que te consuma. Así fue mi segundo amor, o esa es la sensación que me dió. Porque con el tiempo llegué a pensar que estaba equivocada, que de tantas veces que me dijo que idealice nuestra relación, pensé que a lo mejor me lo habría inventado todo. Pero yo sé que no estoy loca y sé de sobra lo que sentí y la persona que conocí en su momento. También recuerdo todos los momentos que pasamos juntos como si fuera una película. Y también admitiré que en mis momentos más tristes mis retinas me alimentan con ellos. Fue un amor espontáneo, para mí bastante sincero, en el que sentí que podía ser yo misma sin que nadie me juzgara. Admito que en ocasiones tuve miedo por no saber cómo reaccionar. Pero como dijo Billy Joel es una cuestión de confianza. Y lo que me arrebató mi primer amor me lo dió mi segundo. Y no me arrepiento de ninguna de mis historias, aunque mi corazón siga hecho pedazos. Es complicado hacer como si nada cuando tienes el corazón roto. Eventualmente en algún momento acabará sanando pero hasta entonces me está costando. Y sé que no quiero amar como ame a mi primer amor, pero también sé que no habrá un amor como el que tuve con el segundo. Seguramente, aunque el tiempo pase siempre recordare este segundo como una de las cosas más bonitas que han ocurrido en mi vida. Así que puedo concluir que aunque estas cosas me duelan, que aunque llore solo de pensar en su sonrisa, que el contacto cero a mí nunca me hizo nada, no cambiaría absolutamente nada. Porque de verdad fui feliz. Y ese será el amor que para mí vale la pena.