Debí jurarme a mi misma que no pasaría. Que frenaría como un amo frenaría a su perro, precipitándose a la muerte. Sé que nunca te defraudaré, sé que siempre de alguna manera estaré ahí deseando sacarte tus penas aunque no te guste hablar. Algún día imaginé que serías capaz de ser sincero contigo mismo, conmigo. Pero creo que me he rendido. De creer, de excusas, de romper promesas. El mes que viene rompo con dos miedos. El miedo a volver a ese lugar y el miedo a recordar el día que te conocí, el día que tentaste mi miedo o el día que decidiste luchar. Me marcharé y no volveré a saber de ti
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