El problema viene cuando las cosas encajan. Cuando de repente las cosas fluyen y te sientes como en casa. Las cosas encajan y esa persona parece que ha estado ahí toda la vida. Parece que todos tus males te las quitaba su sonrisa. Encajan y nos sentimos aliviados, porque no todos tienen la posibilidad de ser feliz. Pero vivimos en esa generación en la que nos asustamos cuando las cosas funcionan a la perfección y preferimos mandarlo todo a la mierda que arriesgarnos y admitir que las piezas encajan
domingo
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