Los caminos pueden ser muy distintos, todo depende de la dirección que quieras tomar. Quizás mi pasado hubiese seguido ese camino oscuro, lleno de maleza que seguramente terminaba en una lección ¿Quién cogería el camino lleno de color? ¿Acaso no sabe todo el mundo que se trata de una trampa? Pues en mi caso, decidí retomar la esperanza y pensar que algo bueno depararía. Me reí, me divertí y aunque estaba lleno de golpes, confié. Tanto que me asusté. No sé si alguna vez habéis tenido esa sensación de que todo fluye. La música, la conversación. Incluso diría que sabes bailar. En ese momento todo vale. Todo es posible, nada parece sacarte de ese circulo de vicio. Porque en ningún momento te has parado a pensar, estúpida, solo te has dejado llevar.
En ese momento, todos tus miedos y tus inseguridades renacieron. Ya no sabías bailar, ya no podías confiar. De repente estas cayendo al vacío de ese acantilado que parecía divertido. Pero se te olvidó comprobar la profundidad. Te das cuenta de que quizás, aunque todo sea natural, no te puedes dejar llevar. Y una vez más, lo has vuelto a hacer. Depositaste toda tu responsabilidad afectiva en algo que no es real. Pero se siente tan real... Y quizás podría funcionar. Es imposible que pueda funcionar. Porque como puedes comprobar, has sanado, si. El problema es que quizás el mundo no está preparado para tu nuevo yo. Para tanta intensidad. En un momento ya estas rota y todas esas inseguridades que se desvanecieron, volvieron. Volvió la coraza. Y el miedo. Volvió la duda. En este momento quiero salir corriendo.