De vez en cuando me tumbo en la cama y todo empieza a dar vueltas. Pero no es mareo, son sensaciones, recuerdos. No es tristeza pero tampoco alegría ¿Quizás incertidumbre? Me gusta tener el control de todo aquello que me afecta. Por ello no soy capaz de entender que se escapa de mi alcance. No es esta lluvia que parece que no se va a ir. Tampoco el ruido que escucho tras mi ventana. Ni el dolor de que no estés cuando quizás más lo necesite ¿Me estoy volviendo dependiente? ¿O acaso es esto miedo? Siempre me he considerado una persona segura de sus emociones, también fiel a sus pensamientos. No sabes la rabia que siento cuando creo que esos cimientos se tambalean. Solo ocurrió una vez: y qué dolor. Qué sensación de mirarte en el espejo y no saber dónde estas, ni quién eres. Qué eres todo aquello que prometiste nunca ser ¿Me estoy rindiendo? No. Es solo miedo. Porque esto no lo puedo controlar. O quizás es una revolución de hormonas que esta preparando la guerra en mi corazón. Seguramente mañana despierte y otra vez todo este bien. Pero en el fondo sé que seguirá ahí. Puede parecer ridículo pero para mí fue suficiente ¿Y yo? ¿Soy suficiente?
Para hacer que se plantee el universo. Que quiera dejarlo todo e irse. E irme. Que me quiero ir. Pero a la vez no lo sé ¿Y si no soy suficiente? ¿Y si duele? ¿Y si no estoy? ¿Y si no estás? Son dudas. Muchas ¿por qué? Nunca estaban ahí. Ha sido y será algo que siempre he tenido claro ¿qué es lo que ha despertado? Se esta tambaleando. Antes no estaban estos muros, ahora los veo claros. Y con esto quiero que entendáis que siempre habrá gente que se interponga en tu camino. Que te diga que no puedes, que te ponga obstáculos. Que te haga sentir que no eres suficiente. Pero recuerda: Tu eres tu peor enemigo. Lucha, que no hay tiempo para el espectáculo.