Basan la vida en la filosofía de los caminos, empezando por que todos los caminos llevan a roma pero hace mucho que no pasan por tu boca y terminando con el que te llevará a casa. Ahora, viéndolo de esta manera, no habrá día que no cruce el umbral de mi puerta sin una sonrísa. Chaouen quedó grabado en las escaleras que llevan a este segundo piso de mal barrio haciendo que recuerde los buenos momentos, que no existan malos, aparecen rostros, miradas, abrazos y aun puedo saborear las lágrimas. Recuerdo la voz de mi amiga Marta, los movimientos de la princesa, como lloraba al escuchar las palabras de una rubia alocada, las miradas entrelazadas de orgullo y amor y como yo, yo quería morir en algún rincón. Porque como siempre la niña es tonta y no cree merecer tanto, y menos de esa manera, la manera en que la hacen sentir especial con pequeños detalles de los cuales ella hace un mundo. Dicen que los mejores momentos vienen acompañados, yo creo que mis momentos son las personas que permanecen a mi lado. Llegan y se quedan, inmortalizan el momento con el regalo más bello: una sonrisa
lunes
martes
Es posible que no seamos la pareja perfecta, ni que nos parezcamos en nada. Quizás en que somos dos cabezones, aunque yo me acabo rindiendo con tal de no sentirte distante. Puede que se noten nuestras diferencias y eso a veces nos haga no poder más, no usamos las maneras correctas y creemos que luego lo podemos arreglar. Aún así, siempre hay algo que nos devuelve el uno al otro, las caras largas son cuestión de minutos y luego volvemos a la carga, abrazos, sonrísas y algún que otro empujón mientras andas. Es difícil, lo sé, somos tan complicados. Pero creo que eres consciente de que me da igual.
domingo
Nunca antes había estado tan segura de algo. Escucharte pronunciar esas palabras ha sido hermoso, al igual que tus inmunerables sonrísas, la manera en que mirabas al suelo cuando reías o la de veces que me recordabas que no me querías. Sé que no lo haces. Por eso quieres que esté a tu lado mientras dure, para el resto de los días.
sábado
A nueve días de convertirse en tres meses ha tenido que pasar. Si el tiempo me hubiese hecho esperar más hubiese dicho que por favor, no más. Y ha tenido que ser hoy, cuando me he ido con la cara larga y un beso de despedida a desgana cuando te has tenido que dar cuenta. Zanjamos los fantasmas, olvidamos lo que no sirvió de nada. Tres... Tres meses desde aquel cercano encuentro, el cumpleaños de alguien importante, un primer beso, un mes después tus brazos lejos y un torrente de lágrimas que hubiesen bastado para llenar aquella botella de Brugal. Somos tu y yo. Y me cuesta creerlo y a la vez me apetece llorar. Reconozco tu seguridad, me tiemblan las manos al hablar y es ahora, cuando tus "te quiero" me saben de verdad. Te odio tanto como te siento, me enfado y me gustaría pegarte, pero una paliza de estas de verdad, berrearte, patalear sabiendo que no podría hacer más hasta que mis fuerzas decayesen y con ellas mis lágrimas. Porque a veces creo que no entiendes que te antepongo ante miles de oportunidades, que iría a buscarte a cualquier lugar, que siempre te cuidaré con el más mínimo detalle. Si pudiese te encerraría en una foto para así poderte recordar de manera no sentimental. No te puedes imaginar como odio tu manía de querer ser mejor que yo en todo, aunque amo la manera en que luego te corriges y buscas camuflar tu error. Me encanta como se mezclan el humo de nuestros cigarros, el detalle de que acabes fumando el mismo paquete que yo, que a veces, aunque lo niegues, me mires con admiración. Al hablarte de los pájaros, al enseñarte este cuadro, cuando recuerdo una cita de cualquier canción. El agridulce sabor de los besos que dicen "que te calles de una vez" y la frikada de ver juntos la saga entera de Star Wars. Saber que me quieres cuando al compartir mi cama, a pesar de estar asustado, me abrazas, dormimos, apreciamos a Chaouen y pronuncias un suave "te quiero" que se hizo sordo para tus oídos. Tienes un algo que simplemente no me permite vivir sin ti. Gracias. Por enseñarme otra manera de vivir, por hacer que de alguna manera a tu lado me vea menos niña y sobretodo, gracias por hacerme querer a los dos niños más tiernos que he llegado a conocer.
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