domingo
Después de todos estos años, luchando por reencontrarme manteniéndote a mi lado, nos separamos. Ha sido una vaga pérdida de tiempo, pretendo creer. Mientras sonrisas triunfantes, divagantes de dolor y sabor a victoria me miran desde arriba. Se acabó. Nunca hagas una buena intención. Serás apaleado, serás juzgado y acabarás perdiendo aquello por lo que habías luchado. Espero que tu, diosa de las mentiras, dueña de la obsesión y gran actriz, te sientas orgullosa de tus actos, has transmitido la paz mientras él, callado de palabras, manipulador de información, lameculos profesional ha conseguido dios sabe con que salida triunfal acabar con todo esto. Con la confianza. Era lo único que nos hacía distintos a los demás, la confianza de abrazarnos en público susurrando un te quiero sin importar que pensaran. Y ahora no hay abrazos, no hay sonrisas, no hay nada. Porque pusiste mis palabras en duda tras años de construir un puente sólido. Lo rompieron, y aun estando cada uno a un lado no quisiste darme la mano. Lo perdimos todo. Nos perdimos. Y quizás así esté bien ¿no? Para tí. Así podrás centrarte. Mientras yo quemaré las cartas que te escribí en Galicia ansiosa por contarte mis sentimientos, por transmitirte mis sueños como si te estuviera viendo, la rabia que corría por mi en aquel momento, todo, como si Galicia fuese lo último que nos quedara, como en las novelas, los cuentos, "siempre nos quedará París". Siempre me quedarán las horas que dormimos juntos tratando de evitarnos, yo por lo menos, tratando de jugar a ciegas con un sentimiento ya conocido, imaginar que no me querías y soñar que yo no podía. También me quedan las horas en el césped, como dos críos, como siempre fuimos. Los momentos en el sofá desperdiciando horas que podría utilizar. Solo quería estar contigo. Las veces que te desee un buen viaje y me preguntaba que tal estás. Ahora no me queda más que el recuerdo. Porque no quiero que me mires y me preguntes que tal, y ya está, porque ni siquiera cuando chocamos hace seis años fuimos desconocidos, siempre había cierta magia entre nosotros, como si esta historia ya la hubiésemos vivido. Adiós, mi mejor amigo, mi mejor novio, mi mejor amante, mi mejor tesoro.
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