Pongamos que por un momento me crees y olvidas esa ridícula teoría de que abuso de pasotismo. Entonces digamos que tengo dos minutos para demostrar lo contrario. Supongo que podría sentarme enfrente suya y mirarle fijamente durante diez segundos mientras inconscientemente enredaria mis dedos entre su cabello. Seguiría acercando mis labios a los suyos, pero sin juntarlos, que actue la gravedad por nosotros y posiblemente ahí, en esa colisión crearía un nuevo big bang mezclado de pasiones. Lo que ocurriría después no es de tu incumbencia pero puedes hacerte una idea. A lo mejor son simples ganas de practicar sexo. Pero yo diagnosticaria la opresión a amar. Al fin y al cabo, tu me enseñaste a callar.
miércoles
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