Los sueños, sueños son. Las pesadillas, pesadillas son. Creo que en mi vida he tenido tan mal despertar. En realidad, aunque diga que no, lo recuerdo a la perfección. Siempre hay alguna laguna pero... Todavía siento el dolor. Aún soy capaz de ver su mirada perdida, evitando contactar con la mía. La rabia por mis venas, los golpes en el pecho para acabar derrumbando me sobre su cuerpo haciéndole recordar que "me lo prometiste". Que jamás se marcharía, no como él. Sentí el frío de tu sangre y como te marchaste. Y me vi sola mientras se alejaba conduciendo. Otra vez.
Me desperté y no pude evitar llorar en mitad de la noche. No era capaz de entender como mi subconsciente era capaz de golpearme tanto.
Tres. Digo dos.
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