jueves
Moonlight
Mi madre siempre me dijo "sé quién quieras ser, pero nunca te pierdas en el camino". Hoy me quería perder, bailando por la calle, lentamente. La última vez que baile, lo hice sola. Y llore. Nunca supe si de alegría o de tristeza. Hoy quería bailar de emoción, quería dejar correr a todos los malditos mustangs que he malcriado en mi interior. Pero con compañía, y es que esta noche, solo he pensado en tu sonrisa. Junto a la mía.
domingo
Cuerda floja
Estaba dispuesta a ponerle el mundo a sus pies, y entonces comenzó a sentirse demasiado pesado.
Estaba dispuesta a ponerle la luna de almohada cada noche, y entonces el insomnio se hizo con él.
Estaba dispuesta a quererle con locura y cuando lo hice comenzó a preferir a las chicas cuerdas.
viernes
Riégame el jardín que ya no llueve. Nunca había sido tan fácil. El tiempo se puso a mi favor y decidió no correr. Me regaló la maravilla del sol, los besos al calor, las olas al romper, los baños muertos de emoción. Fue felicidad. Fue suerte. Fue todo aquello que necesitaba resumido en cuatro noches. De cigarros y cervezas, sonrisas y caricias, copas de vino y tirarnos al mar. Mañanas madrugando a ver si nos encontrábamos, resguardando nos del sol. Mil excusas que harían que quisiera verle. Abrazos y despedidas, atardeceres en un cristal. Y la costa meciéndome a ver si me iba a dormir. Fui feliz.
jueves
A palo seco
Simplemente te fuiste a casa.
Lloraste por el camino aunque nunca lo admitirás.
Por qué te da rabia.
En ese momento deseaste que alguien te rodeará con sus brazos y te dijera: No te vayas.
Pero a ti eso no te importaba. Nada lo hacía, ni siquiera un buenos días por la mañana.
Es difícil evitar la caída de alguien que hace mucho que se rindió. No sé si creerás en la magia, pero ahí estaba, en el momento en que me engañaste. Porqué estaba maldito, desde el principio.
Y es que los instintos son muy listos.
Ya sabes, la próxima vez hazles caso: Huye. Aunque no te lo creas el destino está escrito.
Y con el nuestro sentidos. No eres fácil de querer. Por eso nadie te quiere. Ya lo sé. ¡Pero que le voy a hacer! Nunca creíste en la magia. Ni siquiera en los sentimientos. Eso que haces no es querer. Eso que haces es bailar con la muerte. Y te aseguro que eso nunca fue un buen plan.
A esta ronda invito yo, a ver si por fin te salen las alas y consigues volar. Y quién sabe, quizás algún día cuando te quieras un poquito más, cuando te falte el aire por querer vivir, quizás las utilices para cambiar el destino de alguien que no se querrá marchar. Te saldrán cicatrices. Pero las amarás.
Salud.
Lloraste por el camino aunque nunca lo admitirás.
Por qué te da rabia.
En ese momento deseaste que alguien te rodeará con sus brazos y te dijera: No te vayas.
Pero a ti eso no te importaba. Nada lo hacía, ni siquiera un buenos días por la mañana.
Es difícil evitar la caída de alguien que hace mucho que se rindió. No sé si creerás en la magia, pero ahí estaba, en el momento en que me engañaste. Porqué estaba maldito, desde el principio.
Y es que los instintos son muy listos.
Ya sabes, la próxima vez hazles caso: Huye. Aunque no te lo creas el destino está escrito.
Y con el nuestro sentidos. No eres fácil de querer. Por eso nadie te quiere. Ya lo sé. ¡Pero que le voy a hacer! Nunca creíste en la magia. Ni siquiera en los sentimientos. Eso que haces no es querer. Eso que haces es bailar con la muerte. Y te aseguro que eso nunca fue un buen plan.
A esta ronda invito yo, a ver si por fin te salen las alas y consigues volar. Y quién sabe, quizás algún día cuando te quieras un poquito más, cuando te falte el aire por querer vivir, quizás las utilices para cambiar el destino de alguien que no se querrá marchar. Te saldrán cicatrices. Pero las amarás.
Salud.
lunes
Ariel
Si tuviese que confiar en una persona seria en Ariel. No era de este mundo, era fuerte como las olas del mar y su voz era eco sobre las demás. Ariel tenía la capacidad de dotar a quien quisiera de su capacidad. Me hizo fuerte. Era esa clase de persona que aún creía en los valores y luchaba por sus principios. Guerrera, soñadora pero con los pies en la tierra. O en el agua, según lo vieras. Ariel me enseñó el amor. Incluso diría que siempre estuve celosa de ella. Porque su pureza sobrepasaba barreras. De tal manera que podías ver el océano en su mirada a la vez que su voz te hechizaba.
Me dijo, te arrepentirás de amar a Ariel. Nunca ame a Ariel. Porque Ariel era yo pero mejor. Era incapaz de odiar y cuando mostraba pinceladas de rencor se arrepentía. Y daba otro trago a su cerveza. Y otro. Y otro. Y cuando se terminaba pedía otra. Se apoyaba en la mesa y me invitaba a su fiesta.
Ariel, que nunca lo entendiste pero fuiste el regalo más preciado que llegó desde el infierno. Porque podías serlo todo o nada. Podías ser mi bendición o mi maldicion. Tenía que elegir.
Era una vida sin ti o una vida sin ella. Pero ella limpio con sus manos el baho que empañaba el ser feliz.
Nunca me dijo la verdad. Y se lo agradezco. Porque Ariel desempeño tu papel en esta obra tan miserable. Me hizo crecer.
Mata al cartero, aún estás a tiempo
Carta para ti:
No lo sabes pero nunca nos conocimos. Fuimos la imagen de lo que siempre quisimos, la figura idealizada de un pasado mejor. Qué cuando yo te dije que nadie era imprescindible, te lo tomaste muy a pecho. Tanto, que huiste lejos con la certeza de que volveríamos a encontrarnos. Encontrarnos fue que los pasos de tus pies se fueron borrando, cómo el viento que sopla en la arena. De la misma manera que los pájaros alzan a volar. Los pájaros son preciosos, no sé si alguna vez te lo he comentado. Los animales en general. Las flores también.
Lo qué fue hermoso era esa tarde de verano y su anochecer. Hasta el engaño fue precioso. Y preciso, porque fue el momento adecuado. Quiero que sepas que las cosas hermosas no buscan llamar la atención, no necesitan de una fachada para que nadie vea su interior. Sólo aquel que se avergüenza tiene algo que esconder.
Es imposible confiar en alguien que no tiene ritmo en el corazón. Alguien que sonríe solo si le sacas las cosquillas.
Mi padre me preguntó que por qué estaba de mal humor. Yo le dije que detesto a la gente que odia tanto. Gente que solo ve el mal, gente que se queja de la gente, gente que a veces dudo de qué sean personas.
Entonces comprendí que no odiaba a esa gente. No era más que tu sombra que no sabía a donde ir. Siempre imaginé que en la plaza de San Ildefonso fuiste sincero, a pesar de morirnos de envidia viendo a la gente refrescándose en las terrazas. No sé, te creí. Te creí hasta el último momento, incluso cuando no tenía nada de lo que dudar.
Algún día analizaré que se siente al cargar con un espejo. Me gustaría contar a cuántas personas entristecería su perfil. Cuántas de ellas llegarían hasta aquí. Si es que llegarían con vida.
El otro día me puse en contacto con Nada, por si te interesa. Pensé que te mandaría recuerdos. Pero siento decirte que Nada no está. No he sido capaz de encotrarla. Es una pena, pensé que congeniabais. Al fin y al cabo Nada era lo que habías imaginado.
No sé, podría escribirte tantas cosas que no las resumiría en una carta. Aunque creo que sabes a dónde quiero parar. Espero que te llegue. No olvides mirar el buzón.
No lo sabes pero nunca nos conocimos. Fuimos la imagen de lo que siempre quisimos, la figura idealizada de un pasado mejor. Qué cuando yo te dije que nadie era imprescindible, te lo tomaste muy a pecho. Tanto, que huiste lejos con la certeza de que volveríamos a encontrarnos. Encontrarnos fue que los pasos de tus pies se fueron borrando, cómo el viento que sopla en la arena. De la misma manera que los pájaros alzan a volar. Los pájaros son preciosos, no sé si alguna vez te lo he comentado. Los animales en general. Las flores también.
Lo qué fue hermoso era esa tarde de verano y su anochecer. Hasta el engaño fue precioso. Y preciso, porque fue el momento adecuado. Quiero que sepas que las cosas hermosas no buscan llamar la atención, no necesitan de una fachada para que nadie vea su interior. Sólo aquel que se avergüenza tiene algo que esconder.
Es imposible confiar en alguien que no tiene ritmo en el corazón. Alguien que sonríe solo si le sacas las cosquillas.
Mi padre me preguntó que por qué estaba de mal humor. Yo le dije que detesto a la gente que odia tanto. Gente que solo ve el mal, gente que se queja de la gente, gente que a veces dudo de qué sean personas.
Entonces comprendí que no odiaba a esa gente. No era más que tu sombra que no sabía a donde ir. Siempre imaginé que en la plaza de San Ildefonso fuiste sincero, a pesar de morirnos de envidia viendo a la gente refrescándose en las terrazas. No sé, te creí. Te creí hasta el último momento, incluso cuando no tenía nada de lo que dudar.
Algún día analizaré que se siente al cargar con un espejo. Me gustaría contar a cuántas personas entristecería su perfil. Cuántas de ellas llegarían hasta aquí. Si es que llegarían con vida.
El otro día me puse en contacto con Nada, por si te interesa. Pensé que te mandaría recuerdos. Pero siento decirte que Nada no está. No he sido capaz de encotrarla. Es una pena, pensé que congeniabais. Al fin y al cabo Nada era lo que habías imaginado.
No sé, podría escribirte tantas cosas que no las resumiría en una carta. Aunque creo que sabes a dónde quiero parar. Espero que te llegue. No olvides mirar el buzón.
xXx
sábado
No quiero pertenecer a un mundo donde vivir sea un reto y sentir un privilegio
Pongamos que por un momento me crees y olvidas esa ridícula teoría de que abuso de pasotismo. Entonces digamos que tengo dos minutos para demostrar lo contrario. Supongo que podría sentarme enfrente suya y mirarle fijamente durante diez segundos mientras inconscientemente enredaría mis dedos entre su cabello. Seguiría acercando mis labios a los suyos, pero sin juntarlos, que actúe la gravedad por nosotros y posiblemente ahí, en esa colisión crearía un nuevo big bang mezclado de pasiones. Lo que ocurriría después no es de tu incumbencia pero puedes hacerte una idea. A lo mejor son simples ganas de practicar sexo. Pero yo diagnosticaría la opresión a amar. Al fin y al cabo, tu me enseñaste a callar.
viernes
She's not me
Ella da vueltas cómo si nunca fuera a perder el equilibrio. Le mira, le besa y ya está. Es todo lo que necesita(n). De vez en cuando se ríen y se dedican unas palabras llenas de ternura. Cuando ella salta él está abajo. Para cogerla. Y yo la miro, y le miro a él. Pero no lo entienden. Qué eso nunca hubiese sido posible.
But every time I feel you near
I close my eyes and turn to stone. 'Cause now the only thing I fear
Is seeing I'm better off alone.
La respuesta no es la huida. Es la ironía, no hay nada que envidiar.
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