Con el tiempo encuentras La Paz contigo mismo. Algunos cuestionaran tus capacidades de asumir ciertas derrotas o incluso alguna victoria. Lo que no saben es que tu llevas Años preparado para este momento. Para armarte de valor y decir “aquí me quedo”. Conocerse a uno mismo no es un regalo, es un trabajo que vas labrando a lo largo de los años. Pero siempre hay momentos en los que los cimientos se desmoronan. Como el día que me di cuenta que mis principios se vieron reducidos en cenizas. Que podría haber sido capaz de todo y en cambio no recibí nada. Que poco a poco he ido perdiendo la capacidad de recordar. Y ya no lo recuerdo, prácticamente nada. Solo un atardecer. Desde entonces me da miedo encontrarme con el sol de cara. Por si lo vuelvo a ver. Como quien ve renacer a un fénix con las alas rotas. Algún día saldrá a flote pero hasta entonces no Sabrá volar. Puede intentarlo, por su puesto. Y serán esos momentos que le darán paz.
No encuentro la llave que abría este camino. Quizás La Haya tirado a la basura. No sería la primera vez. Pero he encontrado una a una puerta diminuta que casi no puedo ver ¿lo sientes? Son tus emociones que vuelven a nacer. El peso recae sobre un cuerpo que no puedes ver. Y se tambalea. Te caes. Y todo vuelve a suceder. Si te quedas, ven, que te lo cuento todo. Y si quieres vemos amanecer.