Querido mío:
Te escribo con un motivo especial, ahorrémonos el hecho de que es tu cumpleaños, en un día como este te hartarás de escuchar cosas como "eres el mejor" o "no cambies nunca". Y yo, como soy tan especialita, aprovecho para decirte un par de cositas ¡no te asustes! aunque deberías después de todos estos disgustos.
Para empezar, tenía muchas cosas para decirte desde el día de mi cumpleaños pero como el señorito no se dignó a verme, pues te las escribo aquí y ahora. Posiblemente mientras leas esto estarás penando "ya está con el mismo tema" pero realmente, no es así. Quería explicarte un par de cosas. Ese día me dolió muchísimo, es algo obvio. pero esperé a que de alguna manera volvieras a dar señales de vida. Y ese era el mejor regalo que me podías haber dado. Siempre, aunque no l creas, he estado a tu lado, yo creteo que por necesidad. Porque tenerte en mi vida, da igual la forma, es lo mejor que me ha podido pasar . Suena muy típico, pero es verdad. Desde que te conocí me ayudaste a "formarme" por llamarlo de alguna manera. Me enseñaste a valorarme, porque a pesar de odiar esas manías, rarezas o lo que fueran mías, siempre me mirabas con ese cariño que me hacía creer que no me cambiarías por nada del mundo. Las primeras veces que hablaba contigo sabía que lo que quería era compratir tus penas y alegrías y ante todo, ayudarte, estar a tu lado. Creo que desde el principio lo conseguí. Si te das cuenta a lo largo de nuestra relación ha sido una especie de tira y afloja donde siempre acabamos encontrándonos de nuevo.
El día de mi cumpleaños quise ser egoísta por un momento para decirte que tipo de persona eras para mi, en mi vida, que me daba igual nuestro tipo de relación, solo te quería dar las gracias por hacerme feliz. Pero ese día no llegaste. Ni a la semana, ni un mes después. Y al "arreglarlo" me quedé con las ganas de decirte cuanto te había echado de menos.
También, que no te vas a librar, te voy a comentar las innumerables ganas que he tenido de darte un sillazo en la cara. Porque eres tan rayado e impulsivo, te crees tan libre y único que no sé si te reventaría o te daría tal abrazo que nunca de dejaría ir.
Ese es el problema, que hagas lo que hagas no me puedo enfadar y sé que no está bien, a veces debería ser más dura contigo, porque al fin y al cabo hay pequeños detalles que me hacen tanto daño que me callo. Eres odioso, pero sé ques tu forma de ser la culpable de mi comportamiento, de por qué no te puedo dejar ir y de alguna manera siempre vuelvo a tí. Es por que sé que pensamos tan parecido que por eso hay veces que no nos aguantamos. Como diría mi cantautor favorito "a veces te quiero tanto que al rato ya no te aguanto". Es un placer que forme parte de mi vida, señor.
24.10.2012
martes
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