martes
El otro día cayó una carta entre los recuerdos, con tu letra y tu nombre grabado. Has viajado mucho por mi mente en este tiempo. Aunque no me sorprende, también lo hizo él. También aquel que me abandonó en el andén. ¿Qué esta pasando? No dejo de recordaros, sois como fantasmas atormentando, no me dejáis respirar y llenáis mi cara de lágrimas de nostalgia y felicidad. ¿Qué hice mal? He tratado de mantenerme serena, sobria ante la tempestad, os he dedicado sonrisas y cuando hacía falta, he llegado a luchar. Aprendí a no llorar ante rostros conocidos, traté de ocultar la verdad, "callé como una puta" dice el refrán y escuché, enseñé a no sobrevalorar. Hubo una época en la que fardaba de tener la mejor amistad del mundo, era feliz por tenerte a ti. Creí que tu me querías igual que a mí. Tras miles de decepciones, momentos en los que la marea está tan alta que me podría ahogar, he tratado de llamarte a ver si me hacías reír. Como siempre, saber si podrías hacerme olvidar hablando de otros cuentos y no de lamentos. No eres mi amigo.
jueves
That's my Story
Paso días frente al ordenador, con la página de este maldito blog abierta pero apenas tecleo una palabra. Trato de ordenarlas, busco algún sentido, pretendo decir algo pero al final lo olvido. Una semana. Una maldita semana y todo ha cambiado. Lo que empezó siendo como una hipótesis, un sueño, poco a poco se ha hecho realidad. Es una historia bella, dirán, y sí, no lo voy a negar. Pero algo falla, falla que una cosa son los hechos y otra muy distinta los sentimientos. Y está es la historia:
He pasado meses buscándole, no voy a decir un año porque todo empezó un diecinueve de Mayo. Aunque casi. Le conocí como la locura en persona, saltando, bailando, repartiendo violencia inocente entre la gente. Para mí todo eso era nuevo pero la euforia que sentía era incluso mejor que un chute de adrenalina. Ese día quería hacer una locura, estaba enfadada, cansada de estudiar, de ser aquello que todos querían, quería hacerle daño a él por no valorarme, quería subirme el autoestima. Mis planes se torcieron cuando le vi, ahí parado, algo cansado sin darme cuenta de lo que hacía, me estaba mirando. Y cree furor entre la gente, acabé besando labios equivocados por hacerme saber que si quería, podía conseguir algo, cualquier cosa, cualquier persona. Todo cambió cuando me vi sola y la energía se desplomó. Lo único que podía recordar eran esos ojos tan oscuros clavados en mi, la fuerza que desprendían y me percaté de que los quería. Todo había cambiado. Pero no como un niño quiere un juguete nuevo, o cualquier otro aunque este roto porque se lo han quitado. Quería su fuerza, quería esa falsa estabilidad que reflejaba y quería esa energía que transmitía porque al haber estado a su lado pude pensar que la sangre ardía.
Me pasé días buscándole, las redes sociales roban intimidad pero el parecía difícil de encontrar, pregunté y pregunté y ninguna respuesta hayé. Pero le volví a encontrar, en el mismo sitio, la misma sala, la misma oscuridad en otro día en que mi mundo estaba mal, dulces diciocho, ahí estás. Pero el momento fue breve, como siempre, y pasaron los meses y perdí cualquier esperanza de volver a verle. Hasta ahora. Por fin supe su nombre, de donde procedía, que es lo que quería, el motivo de su alegría. Pensé por un momento que el destino existía. Lo cierto es que no me equivoqué. Y ahora le tengo, en mi vida, conmigo, como el amigo que siempre soñé. Podría pasar horas escuchándole hablar, contarme anécdotas únicas que solo podría explicar su ser. Su mente, su lenguaje, es tan fascinante. Ahora, lo único que puedo pensar es que quiero lo mejor para él. Y esta es la hirotia que nunca conté
He pasado meses buscándole, no voy a decir un año porque todo empezó un diecinueve de Mayo. Aunque casi. Le conocí como la locura en persona, saltando, bailando, repartiendo violencia inocente entre la gente. Para mí todo eso era nuevo pero la euforia que sentía era incluso mejor que un chute de adrenalina. Ese día quería hacer una locura, estaba enfadada, cansada de estudiar, de ser aquello que todos querían, quería hacerle daño a él por no valorarme, quería subirme el autoestima. Mis planes se torcieron cuando le vi, ahí parado, algo cansado sin darme cuenta de lo que hacía, me estaba mirando. Y cree furor entre la gente, acabé besando labios equivocados por hacerme saber que si quería, podía conseguir algo, cualquier cosa, cualquier persona. Todo cambió cuando me vi sola y la energía se desplomó. Lo único que podía recordar eran esos ojos tan oscuros clavados en mi, la fuerza que desprendían y me percaté de que los quería. Todo había cambiado. Pero no como un niño quiere un juguete nuevo, o cualquier otro aunque este roto porque se lo han quitado. Quería su fuerza, quería esa falsa estabilidad que reflejaba y quería esa energía que transmitía porque al haber estado a su lado pude pensar que la sangre ardía.
Me pasé días buscándole, las redes sociales roban intimidad pero el parecía difícil de encontrar, pregunté y pregunté y ninguna respuesta hayé. Pero le volví a encontrar, en el mismo sitio, la misma sala, la misma oscuridad en otro día en que mi mundo estaba mal, dulces diciocho, ahí estás. Pero el momento fue breve, como siempre, y pasaron los meses y perdí cualquier esperanza de volver a verle. Hasta ahora. Por fin supe su nombre, de donde procedía, que es lo que quería, el motivo de su alegría. Pensé por un momento que el destino existía. Lo cierto es que no me equivoqué. Y ahora le tengo, en mi vida, conmigo, como el amigo que siempre soñé. Podría pasar horas escuchándole hablar, contarme anécdotas únicas que solo podría explicar su ser. Su mente, su lenguaje, es tan fascinante. Ahora, lo único que puedo pensar es que quiero lo mejor para él. Y esta es la hirotia que nunca conté
miércoles
lunes
Behind these hands
La verdad es que a veces trato de inundarme en un mundo como el de mi serie favorita. Un sitio donde los sentimientos son puros y a veces es difícil expresarlos. A diario, escucho, mejor dicho, leo palabras bellas procedentes de mis amigos. Incluso a veces leo poesía. Historias magníficas. A veces juego a ser una niña. A veces vuelvo a serlo. He recobrado el sentido de la amistad, dos mil trece tenía que traer sus lecciones, al igual que aún no he aprendido a amar. Ni pretendo hacerlo. Todo está bien, seré egoísta pero no quiero más que a mi bicicleta y dos o tres libros con los que viajar. No quiero amar. No quiero encoñarme. Pero no soy de hielo y acabo haciéndolo. Por eso trato de no quererte, empujándote lejos. Y si te quiero, es que estás lejos. Y si no, que eres muy pequeño. Y si no, que tu no me quieres como yo te quiero. Son un cúmulo de baches que al parecer, son necesarios. Luego están los puentes, los altibajos que me consumen por dentro, como muero de ganas de fundirme en un beso con la única intención de que termine en sexo. Pero no hay mayor placer que sentirte cohibido sin miedos. Es por ello por lo que trato de pensar que vendrán tiempos para los cuales estaré preparada. Seré capaz de evitar esos comentarios que pretendéis que me hagan daño, tendré el don de abrazar únicamente a los que quiero y de crecer, aún prendiéndome fuego. Por que a veces, me consumo pensando cuántas veces he tratado de fingir alguien que no soy para que hablen, me juzguen y se queden con eso. Mientras oculto quien soy y lo que realmente quiero. A veces pienso en que sería tenerte cerca, enfrente mío, durante horas y no tan lejos. ¿Sería igual? ¿Sentiría ese cosquilleo? Qué más da, ni lo sé, ni me importa, me quedo con el recuerdo de esas patitas blancas de las cuales no podía apartar la mirada.
jueves
¿Cuánto camino llevabas andado pensando lo mismo que yo? Ni si quiera los días podrías contarlos, habías perdido de vista el reloj.
La puntualidad de los sentimentales que estiran el tiempo como si un "adiós" fuera a durar toda una vida, una despedida que no terminó. Tendré que acostumbrarme, a lo mejor, a la impaciencia de que tú llegues siempre tarde y yo siempre esté esperándote.
Ahora dirás que se me ha hecho tarde, que fuimos demasiado cobardes.
Que yo te esperé y tú desesperaste entre tardes fugaces. Se hace de día, en una ciudad que no es mía y la chica que duerme a mi lado nunca sabrá que existías. Jamás se hablará de ti en la comida, y eso que a veces, cuando atardece, pienso en la vida que voy a perderme. Luces incandescentes. Sueño que vienes a verme.
Si dejáramos de lado todo aquello que nos duele, tendríamos un sitio para volver a ser alguien diferente.
Vaya sensación, algo se quemó por dentro del caparazón. Yo debía estar ardiendo, salven a los niños, porfavor.
lunes
Empiezo a creer que he estado equivocada durante todo este tiempo. De tanto salvar balas perdidas me he perdido yo. Todos deciden por mí sin siquiera cuestionar mi opinión. Qué más da a quién yo quiera, si este está enamorado de ti, acabarás con él solo por hacerle el favor. Y ya desde hace unos años he cedido creyendo que eso era amor. Hoy me encuentro con el que acabó huyendo y por mucho que le odie, aún me gusta abrazarle, por que soy así, da igual los daños causados y el miedo. Pero ha pasado tanto tiempo desde que mordí unos labios con ganas que ahora he recuperado la cordura. Lo hermoso estaba en vivir el momento, en no pensar, actuar con locura sin pensar en las consecuencias. Y hoy, me cuestiono cada milímetro de mi piel, cada milésima de segundo que paso pensando en ti y me acabo consumiendo aún sin yo quererlo.
domingo
La moral de la sociedad
Estaba a punto de cerrar todo, ordenador, apagar el móvil, meterme en la cama y ahogarme en gritos de silencio. Pero hoy, esta noche, más que cualquiera de estos días tengo que escribir. Podéis llamarme lo que queráis, desde sensible, llorona, a hipócrita. Si claro, por supuesto, es solo un animal. Esta vez, la causa no es el animal. Es el puto egoísmo que rige esta sociedad. Seguro que si fuera un sin techo, alguien sin hogar, quién sabe si lo iban a rescatar. Pero ¡oh! Cuidado, nuestro rey se tropieza y todas las cámaras están fijas en él. Muere un soldado en un atentado y se declaran tres días de luto. Pero en cambio, mueren miles de niños, ya no os digo en Argelia, cosa indignante que a causa de un par de gotas de malditos bichos muertos desde hace siglos estén bañando tantos pueblos de sangre, siempre, desde que tengo uso de razón me han hablado del tercer mundo como esos, los pobres. Que pobres ni que pollas, que no queréis ayudarlos, si no quien coño explotaría sus tierras, su oro, su todo. Que se queden sin nada, ya están acostumbrados, ¿o no? Pueblos como el Congo viven con miedo, he leído artículos de niñas, mujeres que tienen miedo de sus vecinos, que los soldados las violan y no hay quien escuche sus gritos. Niños de trece años, ¡Por dios! Aquí con trece años están estudiando, allí ya están disparando. Por sobrevivir, porque quieren sus diamantes, esas pequeñas piedrecitas que no son más que unas cuantas moléculas de carbono bien ordenadas, pero que aún así representan el amor de un hombre hacia una mujer. Que triste, seguro que cualquiera de esos habitantes querría algo de comer solo para poder demostrar a su amada que la importa. Controlados por fuerzas armadas, en las noticias veo como bombardean barrios y los soldados prohíben la música, el río donde los niños se bañaban en los días de calor se ha vuelto un santuario de tiroteos a aquellos que no hacen caso. Está prohíbido fumar, beber, sonreír y cualquier ritual. Y yo me pregunto, ¿No decían que vivimos en libertad? Ahí no hay libertad de expresión, está anulada, atrevete a cantar y serás tiroteada. Y aquí, pobres ingenuos, me voy a referir a nuestro país. Engañados como si fueramos mercancías, sois tan hipócritas que ahora os dais la vuelta y decís "yo no voté". He escuchado a mi padre decir "como juegan con la ilusión de los ciudadanos". Que esperaban cambios, pometían progresos y lo único que están haciendo es robarnos. Es triste, muy triste, más triste es que se den cuenta de la recesión que estamos sufriendo pero aún así nadie hace nada para cambiarlo. Se quejan de que nos quieren quitar el derecho a huelga, que esto es una dictadura. Mucho bla bla y aquí todos chupan del dinero de papa, que no hay clase y nos vamos de cañas en vez de estar en cibeles protestando. Que si, que yo me quedo en mi casa, rara vez voy a luchar, no lo voy a negar. Pero no lo festejo, sigo con mis responsabilidades, haciendo lo que mi ocupación me rige. Pero no me excuso, sé que está mal. Corruptos, ahora claro, todo es un engaño, los papeles son falsos, que nadie lo está ocultando, no somos los malos. Seguiremos manipulados, llorando por las noches, gastando, metiendo a la cárcel mujeres que solo quisieron dar de comer a sus hijos mientras cerdos nos roban no uno, si mil millones de euros por un par de tierras en Argentina y que coño, ya de paso una casa en la playita y una en la montaña, en Suiza. Y echamos a los que no nos pagan de su hogar, y despedimos, que no habrá trabajo, nos gusta que haya tanto parado, eso si, atrévete a trabajar a espaldas del gobierno que ya verás que multazo. Y por un puto perro, por que claro, que coño, nos han quitado la paga extra de Navidad, que esque tenemos mucho trabajo pero unas veinte huelgas no están de más. de paso vamos a subir los precios, que es público pero son solo unos céntimos, o unos euros, si total, que más da, yo aún así voy a cobrar. Para que voy a perder el tiempo sacando a un bicho que acabará muerto en las vías del tren, voy a cobrar igual, pero que nadie lo rescate que si no quedo yo mal. Es un animal, pero recibe el triple de respeto hacia mi persona que cualquier ser inteligente pariente del mono. Por lo menos, ellos entienden de moral.
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