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martes

El otro día cayó una carta entre los recuerdos, con tu letra y tu nombre grabado. Has viajado mucho por mi mente en este tiempo. Aunque no me sorprende, también lo hizo él. También aquel que me abandonó en el andén. ¿Qué esta pasando? No dejo de recordaros, sois como fantasmas atormentando, no me dejáis respirar y llenáis mi cara de lágrimas de nostalgia y felicidad. ¿Qué hice mal? He tratado de mantenerme serena, sobria ante la tempestad, os he dedicado sonrisas y cuando hacía falta, he llegado a luchar. Aprendí a no llorar ante rostros conocidos, traté de ocultar la verdad, "callé como una puta" dice el refrán y escuché, enseñé a no sobrevalorar. Hubo una época en la que fardaba de tener la mejor amistad del mundo, era feliz por tenerte a ti. Creí que tu me querías igual que a mí. Tras miles de decepciones, momentos en los que la marea está tan alta que me podría ahogar, he tratado de llamarte a ver si me hacías reír. Como siempre, saber si podrías hacerme olvidar hablando de otros cuentos y no de lamentos. No eres mi amigo.

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