Y sin quererlo, aquí estamos. Yo, consumiéndome por mis errores y tú, a saber dónde estás bailando. Esa noche me hizo comprender que algo malo está pasando. Y no contigo, tu eres dueño de tu vida, tus actos, gustos y planes. Pero yo, tengo un problema y es que quiero para ti lo mejor. Paso días observando una sociedad que no me gusta, llena de gente arrogante, basta, maleducada y con unos gustos demasiado morbosos. Lo aprendí de ti. Aprendí que me parece ridículo defenderte si esta es la vida que prefieres. Me enfado con la gente, veo monstruos que pretenden aprovecharse de la gente. Y cuando menos lo espero, exploto, digo palabras sin sentido y las pago con personas ignorantes y desconocidas. Y me hago daño, y les hago daño. Pero irremediablemente, me hago daño. Porque no estás aquí, no quieres mi ayuda, yo me pregunto día y noche que está pasando contigo y busco porqués en gente que no me conoce.
Aunque escuché que no abrazo a las personas, me desplomo sobre ellas. Pero solo sobre todos aquellos que valen la pena. Y es cierto que de vez en cuando extraño una tarde de mujeres pero el amor nos aleja, nos cambia. Y juré que nada cambiaría pero ha sido inevitable. Quiero lo que tengo ahora y que no cambie. Porque tengo la mejor compañía, personas que están siempre a menos de un paso de mí cuando las necesitas. Atentas, felices de vivir, y si no es así, fingen muy bien. Personas que no quiero perder y que quiero tener presentes los días más importantes de mi vida.
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