Sobreviviré. Lucharé, no sé por que. Buscaré un motivo y sé que lo encontraré. Pero también sé que seguirán cayendo lágrimas allí donde se suponía que ya no existían. Por cada recuerdo, cada rozar, cada patada en la cama y las veces que deseé con cuerpo y alma que
me hiciera el amor. Las veces que deseé morir entre sus brazos, el escuchar de su latir, bom bom.... Y estaba en paz. Era capaz de soñar. Soñar una historia sin final.
La vida nos pone a cada uno en su lugar y no sé a dónde nos llevará esta vez la maldita corriente. Pero no soy capaz de decir adiós, ni de soportarle como una amistad. Siempre fuimos buenos amigos, aunque ahí, dónde quedaron los recuerdos, surgió algo más que amistad.
No puedo esperar a volverme loca, ser como siempre quise ser si no está él. Por qué de alguna manera, el siempre me dio motivos para luchar, vivir. Superarme a mi misma, con su compañía. Ahora quedarán vagos recuerdos que me harán llorar.
Tus abrazos....
Tus besos en la mano...
Las ganas de amarte bajo los ojos de la luna...
El dolor de saber que sin saber como, de repente, todo esto ha acabado...
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