Trato (de alguna manera) educar a mi cuerpo y mente, evitar ataques de cólera, histeria que pueda desencadenar en un brote psicótico. En esos momentos solo necesito llorar, ni un abrazo ni nada que normalmente debería calmar. Es una guerra entre mi ser y mis remordimientos, es un odio hacia mi por esos sentimientos. Lo acabo pagando con la pared, sin duda, no como a mi me gustaría. No sola. Como hacía antes. Antes de que de alguna manera cayera la gota que culminó el vaso y me desbordó. Creo que todos tenemos ese momento en nuestra vida que es primordial, nos hace cambiar. Puede ser un golpe en la cabeza, puede ser un corazón roto. Si es que hay corazón que romper.
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