"En ese momento dejó de sostener el móvil en sus manos y de sus labios se desprendió un leve sollozo. Unas simples palabras eran capaces de romper cualquier corazón. En ese momento se dio cuenta de que realmente le quería, que su nombre había atravesado su piel como si se tratara de un tatuaje y sus ojos se habían vuelto su mayor pesadilla. En ese momento fue consciente: Se había marchado".
-¿Pero volvió?
-No lo sé, así termina la historia ¿No ves? No hay más páginas, sólo los agradecimientos y la editorial... creo.
-No puede terminar así
-¿Qué quieres decir?
-Que sigas escribiendo. Si de verdad le quiso, le esperará. Y volverá, seguro que volverá.
-No, cielo. Se ha ido. No todas las historias acaban como querríamos. No las de verdad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario