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lunes

Vivir o morir

La primera vez que me vio, sonrió. La primera vez que entabló una conversación conmigo, pensó que hablaba por los codos. La primera vez que me vio reír, pensó que estaba loca. La primera vez que se despidió de mi, me besó. La primera vez que le abracé, supo que era buena persona. La primera vez que lo hicimos, sintió miedo. La última vez que me vio, no dejó de sonreír. La última vez que le hice sonreír, era feliz. La última vez que fue feliz, sintió miedo. La última vez que sintió miedo, huyó a otro planeta, pero esta vez, no fue conmigo.

Dice un viejo dicho, y si no lo diré yo, que lo que amas será lo que más te haga sufrir. De todos modos, no me imagino un día en el que no realice una acción que realmente no ame. Que sienta que forma parte de mi ser y que si no lo digo/hago, no volveré a ser yo. No seré feliz. Es el masoquismo del ser humano. Amamos lo que nos hace daño.

Recuerdo el día en que murió mi abuela. Viajé a otro país, pisé aquel cementerio y esta fue mi reacción: Nada. No hubo lágrimas, quizás algún que otro silencio. Nunca le tuve miedo a la muerte. Tampoco es que me considere valiente, solo sé que si muero, moriré y no buscaré a un por qué de los hechos. Y ahora, a mis veintiún años elegí una profesión que vive de la mano de la muerte. Actualmente he visto morir a más personas de las que han visto mis amigos más cercanos. Y sinceramente, no me importa. No significa que sea una persona insensible, solo tengo la capacidad de elegir. Me quedo con los buenos momentos, cuando haces sonreír a un niño, cuando estás presente en el ingreso, operación y rehabilitación de tu paciente. Cuando una señora que se encuentra desorientada por su alzheimer te sonríe y agradece tu trabajo cuando vas a salir. Y en ese momento no existe enfermedad. Es bonito.

Pero a veces, lloras. Lloras en tu casa por que son demasiadas sensaciones. Soy una persona solitaria, no me gusta compartirlo. Hoy he llorado. He llorado de rabia, de amargura. Hoy he visto a una chica llorar al comer un filete de ternera. ¿Te imaginas llorar cada vez que te alimentas? Su enfermedad la condicionaba a la carne roja. Problemas de coagulación. Vegetariana. Ella decidía, sus creencias, vivir o morir. No puedo evitar que me afecte. Así que hoy he llorado y no será ni la primera ni la última vez.

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