Me esperarás en la puerta del restaurante
tomando el sol y una jarra de cerveza, vistiendo camisa blanca y quizás unos vaqueros, de pie junto a una silla de mimbre
sujetando un cigarrillo que mancharé de pintalabios después de saludarte. Te miraré como quien mira su libro favorito de la infancia
recién sacado de una caja de cartón
recuperada del fondo del desván
junto a viejos cuadernos de notas y recetas de cocina.
Me rodearás con tu brazo
y me sentiré inmortal
sabiendo que ése será mi mejor cinturón de seguridad. No tengo un bólido de color rosa, ni aviones con los que recogerte a la salida de la universidad, ni siquiera tengo bicicleta
pero creo que podemos llevarnos bien con el "paso a paso".
Nerea Delgado
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