Me da la sensación de que voy a estar escribiéndote todos los días simplemente para pensar que lo hago de verdad. Que estás a través de la pantalla y que puedas escucharme. Como si pudiese contarte mi vida y rieses mientras me vacilas. Y eso me saca de quicio por qué no sabes que en realidad me encanta. Me siento todos los días a solas en mi habitación y no puedo dejar de pensar en todas tus palabras, como duelen, todo lo que dijiste. Incluso pienso en todas las cosas que creo que nunca dirás. Me quedo con la duda de saber que algún día volverás, si tendrás intención de hacerlo. Has dejado muy vacío mi corazón, cuando pienso que ya estoy recompuesta vuelvo a romper a llorar. Y lloro durante mucho tiempo, parece que nunca va a sanar. Me acuerdo de ti todo el tiempo, hoy me ha dolido mucho coger un libro italiano y escuchar tu maravillosa lengua salir de mis labios. Quería decirte que hoy he hecho una spesa inteligente y he empezado a contar los nutrientes. Como aprendí de ti, aunque nunca te diste cuenta. Enriqueciste mi vida en tantos aspectos que ahora mismo formas parte de ellos. Y solo me queda eso. Ojalá pudieras leer todo esto. Ojalá no te desvanecieras como lo estoy haciendo.
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