Textos que nadie sabe a quién van dirigidos, a veces incluso la autora se cuestiona el destinatario y cuantas de las palabras escritas son verdaderas. Por lo menos salen de dentro. Cuestiona también que es lo que la hace feliz. Ahora mismo se cierra el ángulo de confianza, ella en el centro, 120º de distancia entre cada persona. No hay más. Algún enlace es doble y otro crea cierta inestabilidad. Escucha silencios mientras llama a la puerta pero nadie abre. Se queda quieta, esperando no sabe el qué. Quizás el sonido del cerrojo o algún lobo aullar. Pero está sola y así seguirá hasta el día en que las cadenas aflojen su libertad. Por suerte al final del camino habrá alguien esperándola que se comprometió a romperlas de forma temporal llevándola a su propia destrucción. Morirá de placer. Morirá de sobredosis. Morirá a causa de vicio. Morirá sin haber recordado su nombre...
No hay comentarios:
Publicar un comentario