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miércoles

Hay tantas fichas sobre la mesa que ya no deja de confundirme. Porque estas me dejan ganar pero al rato, las otras me rompen los esquemas. Dar un paso que creías adecuado y ahora es el que ha creado tus errores. Trato de buscar un equilibrio entre la objetividad y lo subjetivo, intento encontrar el momento adecuado para abrazarte, sobretodo cuando lo necesito por encima de cualquiero cosa pero vivo con el miedo de saber que acabarás negándomelo, busco las ganas de que quieras que te mate lentamente a cosquis, espero el momento en que hablemos, y hablemos y hablemos sin casarnos de lo que contemos, da igual el contexto ¡hablemos! Mantengamos algún tipo de contacto que poco a poco nos una la piel, no tan brusco, no tan directo. Quiero escucharte y que me escuches, quiero que de vez en cuando tengas el detalle de besarme sin que haga o provoque la intención. Porque debido a tu ¡déjame en paz! y darme la espalda en la cama y a tu "dame cariñitos" me mantengo confusa, asqueada por tu bipolaridad. Entonces pienso, qué asco doy ¿no? Al fin y al cabo, tengo esos detalles, tengo los malditos e incansables detalles de hacer las cosas mal. Ahora es no saber actuar, que si pasas, yo paso, si me hablas, te hablo, si me besas, nos besamos, si dormimos arropados, lo hacemos juntos aún sin estar cansados. No hay cosa qué más me gustaría ahora que quitarte tus miedos de un plumazo, hacerte entender que no se basa en saber, se trata de aprender, de abrir poco a poco las ganas de conocer. A pesar de no saber, de querer, no poder, buscar, aprender, perder y querer marcarlo en tu piel, quiero luchar y saber que algún día, quizás, te muestre, y te guste, eso que no dejo ver.

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