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Escribo porque siento, siento por que pienso. Aunque no sé en que pienso. Creo avanzar con buenos pasos y quizás me esté equivocando. Siempre está allí presente, extraño su piel morena, la manera en que reía y cuando le veo no puedo evitar querer abrazarle en todo momento. Pero son dos puntos de vista distintos y yo a él nunca le importé, no de la manera en la que él me importa. Por lo cual avanzo aún queriendo pasar alguna noche a su lado tal y como nos pegábamos. Siento cierta desconfianza que antes no encontraba, tuve la certeza de que era a él con quién quería compartir mis días. Suena decepcionante tal y como lo es. Me gustaría estar equivocada contigo y me gustaría saber que nunca fuimos nada más que amigos. Prometiste que seríamos felices. Prométeme que recordarás que siempre fui tuya.