¿Quién sería capaz de definir al tiempo? Yo he asumido que no lo diferencio, no sé cuándo va rápido, cuando lento, no entiendo de velocidades, de frenos ni marcha atrás. Pero siento, avanzo, si me lo paso bien acelero e incluso me gustaría pararlo. No sé diferenciar entre que está mal y lo que está bien, no sé avanzar sin ir corriendo, a veces salto y otras veces parece que vuelo. Escuchar las palabras y parecer que han sido modificadas, ver más allá de lo que ellos un día dijeron. El mundo es un pañuelo, eso advirtieron, anda con cuidado y no tuve más remedio que vivir el momento. Las oportunidades sobran o es lo que nos dedicamos a creer, que si nos brindaron con una segunda vez porque no iba a haber una tercera también. Y entonces, ocurre. Olvidas que pasó, como llegó, no te importa que hace una semana tu vida fuera distinta, quieres este momento y lo quieres ahora, vivirlo mañana como si mañana fuese a desaparecer. Las cosas avanzan, lo hacen rápido pero no encuentro el freno. Quizás tampoco lo haya buscado, puede que alguien me lo haya robado pero ese alguien, vino y se quedó, afrontó el pasado, lucha por el futuro y esta mano no pretende soltar su mano. Prefiero no releer mis palabras porque me sorprenderé al igual que si estoy quieta y pienso, pienso en como es posible que hayamos llegado a esto.
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