terminé de leer Romeo y Julieta porque ya me sabía el final. Aquel suicidio me recuerda a la distancia. Los kilómetros saben pegar, y además donde nos duele. Escucha gritar a mis ojos, que también saben necesitarte cuando te ven y no encuentro palabras para pedirte que te quedes. He edificado todo un laberinto con las excusas que he puesto para no volver a intentarnos, y es que me da miedo que seamos de usar y tirar, y que todo lo que siento pueda sentirlo por cualquier otra. No quisiera brillar unos segundos y apagarme, ¿lo entiendes?, ni ser como esa colilla muerta en el cenicero que alguna vez sostuviste en tu boca. Carga el arma y dispara, corazón. Dispárame hasta que te duela también a ti. Te prometo que no voy a gritar, ya estoy acostumbrado al dolor.
En un mundo de Grises
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