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domingo

Apuro el paso para que no llegara la noche, y poder enseñarme la playa, apuro el paso. Nos cayó el vaso y rompió salpicándole flores.  En su pelo tallado el verano. Apuré el vaso. Y tengo miedo de encontrarte y no aguantar las ganas de tirarte al suelo.  Volver a romperte la falda, luego tejer un mantel entre mi boca y su pecho.  Llenar de sal los pliegues de su espalda. La vi bañarse una vez y me sacó los colores, la vi desnuda y lloré, lloró conmigo la noche. Baile con ella después como buen enamorado.  Cántame algo y cante, lo que ella quiso. Y los barcos Fugaron para volver a dejarme tirado en un puerto.  Su acento era milagro. El viento rizándole en silencio la piel a la arena pegada y los besos siguientes fueron hoy, quédate.  Y me quede parado en el tiempo. Y nos siguió la madera, prendimos fuego al hostal, te entretuve con la orquesta disfrazados de dos más.  Nos declaramos culpables de la subida del mar. Desafinamos canciones, se nos prohibía llorar. Hoy te he vuelto a recordar ¿De que me sirve esperarte si me traes sueño y no hay mas que un circo triste y cobarde que no quiere regresar?  Te veo en cada gaviota aunque no sepa si hay mar, detrás de cada pareja no tengo con quien bailar.  Desnúdate que hay tormenta y llueve por no llorar. Juré contar nuestra historia, nunca decir la verdad.  Te llevaste mi memoria. Juraste no regresar...


 Y por todo el camino de mi barrio a tu barrio cómo convencerte venía pensando nunca se recibe sin dar nada a cambio yo daría mi vida por dormir en tus brazos. No digas que no, no soy un extraño no puedo volver y estoy tan cansado no soy el mejor eso está muy claro no digas que no, estoy en tus manos.

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