Dicen que vivimos en un sitio llamado “Mundo”. Pero a lo
largo que la historia ha avanzado se ha ido dividiendo en subunidades,
realidades. Creando conflictos, guerras, malentendidos. No hay dos puntos de
vista iguales, quizás parecidos pero siempre existirá un roce que los
emulsione. Una realidad puede estar distorsionada por el tiempo, actúan los
principios y el entorno que lo rodea. A veces me he planteado como dos mundos
como los nuestros podían compaginar, como dos piezas de puzle, las guerras se
resolvían peleando por quién caía antes en el colchón. No lo llamaría amor,
creo que era otra visión.
Hay ocasiones en que planteo que es lo que quería el tiempo
en aquel momento, ¿era yo? ¿Eras tú? ¿Mis indudables ganas de cambiar, ganar
puntos, crear una nueva personalidad? ¿A caso no quería vivir en un ecosistema
que solo entendieras tú? Sabía que en aquel momento estaba dispuesta a ser
transparente, era capaz por un momento de evitar los miedos y darme a conocer
con todos mis defectos. Pero requería tiempo descubrir que tu persona se
asociaba al miedo. En cada latido, cada respiración vivía con la certeza de que
te ibas a ir, dejándome sola en un lecho de desolación. Seguramente sea
complicado pero no quería nada a cambio. Nada más que tu compañía de vez en
cuando, solo que te aferraras a ese regalo.
A veces creo que lo
asemejaría a la pérdida de la virginidad. Quiero decir, ese momento en el que
estás dispuesto a entregarte sabiendo que esa persona se marchará, en un
momento u otro. Sabía que no era lo que quería, sabía que quería cortar la
correa de la libertad, dejarte marchar lejos cuando tu cuerpo te lo pedía. Eso
me hacía tan feliz. Eras la viva imagen de lo que esperaba de este sitio
llamado Mundo. Un espíritu libre, incondicionado, capaz de saltar los muros con
tal de vivir en condiciones de libertad. Sin ataduras, cuerdas imaginarias,
sabiendo que no pertenecía a ese lugar. Lo sabes cuando miras a esa persona y
simplemente surge un sentimiento que jamás habías compartido: la envidia.
Por esa absorción de conocimiento, el querer más, pensar,
conocer, crear. Y que nadie podía arrebatarte las ideas sin tener que pelear.
Sé que no es lo adecuado, ni siquiera es coherente lo que estoy escribiendo.
Seguiré en modo de negación cuando me afirmen que estoy enamorada. Creo que han
perdido y distorsionado ese concepto. Siempre afirmé ser una enamoradiza, pero
nunca de la persona sino de la personalidad. Del alma. Hay almas, espíritus que
son dignos de conocer, pero nunca los hay que cautivar. Solamente aprovechar el
tiempo que deciden derrochar a nuestro lado. Y que cuando se tengan que marchar
vuelen lejos mientras descubran la felicidad.
Soy una persona conflictiva, contradictoria, inculta y que
tiene ansia de saber más. Me queda mucho
por aprender y conocer. Me queda descubrir los recovecos de mi cuerpo, las casillas
que encierra mi cerebro y alimentar mi
autoestima más y más. Deduzco que no soy fácil, que soy incomprensiva y a veces
surgen sentimientos de odio hacia mi personalidad. Por eso creo que no me sorprendo al ver a la
gente marchar. Aunque pueden irse lejos, pero siempre de alguna forma vuelven.
En forma de canción, palabras, sueños o con su simple presencia. Sé que no sé
puede encontrar la felicidad absoluta a mi lado pero estoy dispuesta a entregar
el pequeño concepto que he llegado a mostrar. Con lo poco que tengo, con mis
ganas de vivir.
Vivo en dos mundos paralelos, uno lleno de
responsabilidades, otro llamado libertad. A veces no consigo compaginarlos pero
es auténtica mi sonrisa, mis fuerzas, las ganas de luchar. Incluso si te fijas
a veces enseño los dientes. Sé que estoy loca o es distinta mi realidad, llámalo
como quieras. Tengo manías, defectos, tengo arena entre los dedos y la boca
seca de tanto gritar. Pero tengo pasión y la desenfundó en cada movimiento,
cuando te hablaba del viento o quería contar las estrellas en el cielo. Lo sé
porque meses después, esculpí quién soy. Porque por una vez, no tuve miedo.
Y sé que te irás, lo sé. Y sé que me afirmarás que quería retenerte
a mi lado y yo reiré una vez más. Porque no es amor esto que siento, o quizás
sí, a veces ya no lo pienso pero esta sociedad, ha vinculado el amor con el
compromiso. Sé que no podría hacerte feliz con lo tengo, sé que no sabría hasta
dónde estarían los límites tratándose de ti. Pero sé y tengo claro que el día
en que encontraras lo que te hiciese feliz, te dejaría ir. Soportaría un adiós,
por mucho que no me gusten y sonreiría como una idiota de conocer tu valor.
Pero no sería capaz de aguantar que me echaras, como has y harás de nuevo.
También sé que son palabras sin sentido, que quizás diga que
sean las últimas hacia ti y estaría mintiendo. Conozco y asimilo que no piensas
lo mismo y que fui una más de cientos. Que seguramente si un día llegan estas
palabras a tus oídos afirmes que estoy loca y que es lo mejor que pudiste haber
hecho. No quiero nada de ti, solo que seas feliz como lo soy yo. Sin ti a mi
lado, que no es necesario. Solo necesito saber que estás bien para sacar una
sonrisa para todo el año.
Esta es mi realidad dentro de este planeta llamado mundo, la
que se compaginó con una subunidad tan diferente como la tuya. Sinceramente no sé a cuento de qué estas
palabras ni si tendrán algún sentido. Sólo tenía que decirlo, quería
entenderlo. Y lo he hecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario