Esto es a lo que me refería cuando decía que estaba agotada, que quería marchar lejos y encontrar un lugar para mi. Entonces esto es lo que deseaba después de tanto tiempo.... esto es por lo que caí, por lo que rompí muros y los volví a construir. No quiero decepcionarte, no quiero abandonar esta ciudad. Es hora de empezar, levantarse, ser un poco más grande cada vez. Ahora lo entiendo: nunca voy a cambiar lo que soy. Amo cada centímetro de mi piel, cada golpe que he recibido, cada experiencia, cada sueño hecho pedazos, cada vez que quise volar. Porque que todo aquello que me mata me hace sentirme más viva. Todo lo que sea malo, me hace sentirme tan bien. Me levanto cada día con esperanzas de volver a soñar, de sentir otra vez el amor, pero no malinterpretemos, un amor abstracto sin dueño ni precio. Un amor como el que viví ahí a lo lejos, enamorada de la gran ciudad, de cada edificio, de cada plaza, cada árbol y animal, de el.... de sus ganas de vivir, esas ganas de marchar, vivir una vida pasional. Esa personalidad. Amo a los extraños, aquellos que me dan cobijo o con un porro no esta de más. Quiero volar y creo, que nunca, reitero, nunca he estado tan alto. Pero me confunden los aromas que dejaste en mi cama y a veces maldigo al colchón. Me buscaré otro donde desperdiciar mi mal. Que bicho malo nunca muere y no iba a ser la excepción.
viernes
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