martes
Hapiness. Esa palabra que tantos ansiamos por conocer. La vida por consiguiente siempre nos pone trampas a ver si volvemos a fallar. Y lo hacemos. EL truco está en aprender a volar. Quise más de lo que mis manos eran capaces de retener, ansié tenerlo todo y no dar nada. Quería un hogar y lo tuve, a miles de kilómetros de distancia con una persona por la que a veces me desvelo a ver si vuelve a casa tras venir de trabajar. No está. No estoy siquiera en la misma cama. Estoy en otra realidad que ahora mismo solo puedo soñar. Me despierto a diario con ganas de gritar, levantarme y echar a correr, saltar, brillar. Creo que eso es felicidad. Sé que a diario tengo por lo que respirar. He descubierto que a veces simplemente hay que romper la brújula de la moral y dictar las normas que tu corazón impone. Mi corazón me hace marchar, lejos, de aquí para allá. A veces abrazo a la roca queriendo darle las gracias a la madre naturaleza por bendecirme con esta libertad. He descubierto que no hay más límites que dónde tu quieras estar. Vivo con miedo al futuro pero le sonrío al presente secando las lágrimas del pasado, que no volverán a llorar. Me bendicieron con unos amigos que saben admirarme con una mirada, rebosante de orgullo y pasión, personas que no veo a diario y que encontrarnos puede provocar un nuevo Big Bang. He aprendido el lenguaje de las miradas y a respetar el tacto de la piel. Los sentidos se potencian solo si estás con las personas adecuadas. Si es cierto que me hiciste lo que soy pero ellos... Han mantenido lo que soy, han potenciado mis debilidades y han hecho grandes mis cualidades. Me enseñaron que la locura no es algo malo, no es algo de lo que avergonzarse. Y que esas pequeñas manías, es lo que me hacen ser única, ser parte de ellos. Tras unas semanas llenas de cambios, inquietudes puedo decirlo bien alto: ESTO ES LIBERTAD.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario