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martes

Ay Madrid..

Por una noche en Madrid, donde nos lleve la línea doce, haciendo saltos y trasbordos buscando algún callejón en el que vivir. Buscando sueños y anécdotas, reír, recordar las horas que trasnochamos en aquel bar de Tirso que tanto me gusta a mí. Amaneciendo con el grito de los gitanos, despertando con el olor a rastro, olor a cuero que nos llevará hasta la Latina, un buen sitio para vivir la vida. Por una tarde en Colón subiendo por Alonso Martínez, muriendo de sed, mendigando una cerveza, vendiendo hasta el alma y la cabeza, que yo no voy a pagar cinco pavos, ¡chaval! que en el chine me sobra y me da. Que es de pobres, comenta una pija, que vamos en taxi, insiste el otro, mientras nos miramos, tristemente fumamos chustas pero es un placer, no es de locos. Por el día que fuimos dueños de Gran vía, ni las ambulancias, ni los coches de policía. Incapaces de calmarnos, estaban dominados, súbditos a los que acosábamos en la parte de atrás a vista de todo. muchacho. Y los vasos estaban altos, brindábamos por poder respirar. Estábamos orgullosos. Por una noche en Anton Martín, perdernos entre las calles que no alumbra ni Dios, escondernos, fumarnos un porro, follarnos la mente hasta acabar con el dolor. Por las azoteas, inhalar el humo de Madrid, por las vistas y el "ójala estuviera aquí". Las miles de ocasiones de dormir entre cascadas y plantas, por una noche en el Retiro con una botella hasta las trancas. Esta noche brindo por mi amor, un amor compartido que me deja y vuelve a mí cuando se lo pido. Por esa zorra que me prometió el cielo y lo único que me dio a ver fueron los edificios comiéndome. Por los bocaos que me debe en una terraza de verano, con sangría, cigarros y algo de aliñado. Que desde que la conocí, me escapaba a tientas para nunca alcanzar sus piernas. Antes vivía sus recuerdos sobria, sin necesidad de whisky en mis entrañas, y las sustancias psicotrópicas eran un lujo en esa época. Ay amor, cuantos amantes asesinaste, cuantos niñatos me dejaste en la calle, a cuantos me dijiste que besara y se fueron para no volver. Tu me querías a mi para tí sola, pero no hacía falta maldecir al amor ¿No? Eres un maldito putón, pero eres ma love. Querida Lady Madrid... ¿Qué hubiese hecho sin ti? Si de Madrid al cielo, yo vivo en Móstoles (al suelo)

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