´Desde hace unos meses todos los días parecen Domingo. Esas aburridas tardes encerrado en casa con la obligación de estudiar pero que en realidad no hay nada que te apetezca hacer. Más que recordar, pensar en todo, en ellos, ella, él. A veces incluso la lluvia acompaña, para hacer de todo un drama mientras sujeto un papel, abrazando el único calor que llega a mis manos, el de un triste café. No es que me guste estar triste, de hecho no lo estoy, hay una gran diferencia entre las lágrimas y la decepción. Más bien se trata de esto segundo. Y no quiero consuelo, ni que me digan "déjalo marchar". Es que no se trata de eso. Viene desde lejos, cansada de los egoísmos de "es que lo tuve que hacer". Lo peor es que lo permito y una vez hecho el daño, cerradas las heridas volvéis a mi con una sonrisa, aprovechándoos de mi bondad. Es triste que os devuelva la sonrisa y os acoja en un cálido abrazo, a pesar de que sí, en ese momento, hubiese llorado. Así cerré mi verano, así lo comencé, el día de mi cumpleaños y lo volví a terminar, siempre con la excusa de "no eres tu, soy yo". Pero vuestras dudas me ocasionan a mi un cúmulo de porqués que acabo pagando con mi propio ser. Se inunda de complejos y de que poder hacer para que no vuelva a suceder, que nadie se marche con ninguna excusa, que no vuelva a desaparecer. Creí que sería una buena idea cambiar de ecosistemas, de gente, culturizarme un poco ya que aquí nadie quiere. Pensé que era más fácil traer a Madrid Buenos Aires. Y es que de Buenos Aires a Madrid sólo hay un charco y desde ti hacia mí no salen barcos. Espero que seas feliz, pero no tanto como lo éramos aquí, siempre volando. Y me voy a dormir, entre cartones. Busqué las mieles de tu voz entre mis dudas. Que no hay amor que sea amor si no es con lunas. Quiero volverme a clavar, pon tú los lazos que estoy dispuesto a morir entre tus brazos.Y me voy a dormir, entre pecados- Tengo los dedos amarillos y el hígado color asfalto, sigo haciendo canciones, sigo fiel a los lavabos. Y ahora duermo con enemigos, los pulmones encharcados, los ojos con el brillo de suspiros derramados. Yo no tengo memoria, tengo una corona de espinas, cada vez que te pienso vuelve a supurarme la herida, los clavos de mi cruz son restos secos de tu saliva...
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