Me siento, pongo los pies en alto, tomo las gafas y me las coloco. Silencio, empieza la película. Miro a los lados y apenas hay gente. Tampoco hay nadie a mi derecha, ni a mi izquierda. Saco el móvil, compruebo la hora y me peleo con la fecha del reloj. Y de un suspiro lo quiero, pero no lo olvido.
Sin compañía alguna
miércoles
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