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sábado

Cuando menos lo esperas, cuando menos lo necesitas la vida te complica un poquito más las cosas. Es capaz de poner tu punto débil justo en mitad del camino a ver si consigue que te desvíes. Y lo consigue. Cuando ya estás en la recta final, de repente (la vida es de repente) aparece alguien que te desfigura los planes. Más de una vez me he planteado que hubiera sido si no hubiésemos hecho ese ejercicio, que hubiese sido si no te hubiese buscado desesperadamente y después  perdido las esperanzas y encontrarte. Qué hubiese sido si no me hubiese acercado a hablarte, no podía sacarte de mi cabeza, algo en ti me decía "tengo que conocerle". Y así lo hice. Me vi jugando con un desconocido, divagando de tonterías, riendo y cuando menos me lo esperaba, fui secuestrada por dicho desconocido, hasta mi casa. No podría describir ese momento pero a la vez podría decir que se repite la historia. Por que su pelo, sus expresiones me recuerdan tanto a ti. Pero no eres él. Ni él es tú. Eso lo hace mucho más especial y hace más interesante este juego.

No sé si le volveré a ver, si nos besaremos apasionadamente, solo sé que no puedo sacármelo de la cabeza.

Le quiero conocer.

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