sábado
Son mil suspiros los que libero de sólo pensar en mis piernas al rededor de tu cuello. Apretando con fuerza, como si así te fuese a sentir más dentro. Creo que no hay sonrisa más sincera que la de saber que te mueves bien. Enseño los colmillos por si tengo las de perder, solo por si acaso llega ese momento sublime en el que me haces enloquecer. Pero me aguanto, a veces incluso me callo. Porque prefiero los silencios, responderte mal antes que decirte que te echo de menos. Prefiero eso a discutir porque no vuelvo al paraíso de tus besos, a hablar del contrato que firmé para ser reina de tus sábanas y todo lo que se enrede dentro. Y me verás marchar amarga como el café, con la misma cara que si chuparas un cristal. Me da igual, no comprendo de sana distancia y sentirte tan cerca solo hace que me muera por dentro. Por mucho que lo quiera, lo necesite y lo replique. Algún día esta historia acabará conmigo. Y diré cosas que juré no decir jamás. Y te haré creer cosas que juraste no creer jamás. Y te dejarás llevar.
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