Tengo la sensación de que la persona está muriendo. Estamos rodeados de una sociedad comprometida con unos valores que en realidad no existen. Todos saben lo que quieren y ninguno lo consigue, ¿por qué? Todo tiene unas normas morales, dos no discuten si uno no quiere. En cambio, acostumbrados a los clichés y a que todo es constante, sabemos que nuestros valores están por encima de lo posible. Por eso no los conseguimos, siquiera los buscamos. Porque que es otra vez el mismo cuento el que se repite, el que no acaba. He perdido gente por no encontrar un compromiso, por anticiparse a la realidad. Y todos nos creemos sabios, poetas, escritores de historias con las que soñamos despiertos. Empiezo a creer que me estoy corrompiendo, que no hay esperanza en mis palabras y que no espero que me entiendan cuando bebo. Buscaría un motivo por el que entenderlo pero he perdido las ganas hasta de hacerlo. Desconozco los motivos por los que dar dos pasos da miedo, no soy capaz de asimilar donde está la rentablidad de retroceder, ni de juzgar, ni de correr. No entiendo como generalizar se ha convertido en un concepto general. No entiendo donde está la magia de lo especial, que hay de malo en una casa junto al mar, porqué la gente tiene miedo a ser. Ahora todos somos diferentes. Todos pasamos, a todos nos resbala. Solo queremos sexo, drogas y rock 'n' roll. Ser los poligoneros del barrio, ser el que más chicas se ha follado y que lo sepa hasta el del bar. Somos diferentes y únicos, sensibles y nunca nos enamoramos. Añoramos lo que nunca ha pasado, maldecimos lo que ha terminado y nos quejamos, siempre nos quejamos.
Y por los libros que sostuve me mantengo. Llevo con la voz un acento de sal. He llorado con un beso no robado. Por remar junto a mis padres soy verdad. En esta vida vi salir del agua mil delfines, rezar a dioses que no existen pero matan a gente. Eché de menos a mis padres, eché de más algunos bares... viví feliz. Me he visto muerta en un lavabo, por la corriente arrastrada sin saberlo, me alejé. He visto como al llover casi a diario nace un verde. Sobre el asfalto he visto gente que ha caido por volar. He oído cantar a mi madre cuando aún yo no podía. Y he visto mi rendición, he oido el roto de mi corazón, cansado de luchar y mantener esperanza en quién decidió dejar de vivir.
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