Dicen que el tiempo lo cura todo. A este paso he llegado a creer que el tiempo no hace más que reírse de nosotros. De verdad ¿que me está pasando? En que momento me volví tan cínica. Desde cuando me negué a las historias de amor, sin renunciar a los revolcones en el colchón, sin olvidarme de ti. No entiendo como he llegado a la situación de conocer que el lugar que quiero estar es en el de tus brazos. Ya no he vuelto a fantasear con ramos ni flores, tampoco con el chico malo de la esquina, ya no me pone. Ni los andares extravagantes, ni los besos en los ascensores. Tengo la sensación de que desde que te fuiste una parte de mi murió contigo. Y creo poder afirmar que no hay mayor dolor que ver una vida que tuviste. La risa, las voces de una familia que yo conocía. Y ahora me escondo en el coche como los delincuentes con la diferencia de que ellos no romperían a llorar con su presencia. Ni contigo al entrar. Nunca antes mis células habían estado tan alerta. Nunca antes había llegado a casa gritando a rabiar. Que te odio y nunca podré hacer como que todo me da igual.
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