"Guapo. Lo hice porque era guapo. Lo mirases por donde lo mirases. Hasta cuando jugabas al veo-veo y no lo miraba. Escondido, cometía la injusticia de seguir siendo guapo.
El pidió una canción de esas que esperas que le guste a la chica. La chica era yo, y yo, que no esperaba nada, tampoco que un guapo escuchase Radiohead, me giré y le vi aún más guapo.
Así que podría haberlo hecho por muchas cosas, pero seré honesta, no en un futuro, sino ahora, lo hice porque era guapo. Me sonrío varias veces, a la séptima me hizo una mueca de "ya he pillado que eres feliz".
Después me dio un cigarro de esos que esperas que le gusten a la chica. La chica seguía siendo yo, y yo, que no esperaba nada, tampoco que un guapo tan guapo fumase hierba, esta vez sonreír de verdad y claro, le vi aún más guapo.
Me dio un beso y otro y otro y otro, también su teléfono y por supuesto me llamo semidiosa. Y yo, que no soy la mitad de nada, tuve que explicarle que no me sacase de quicio o lugar. Que tan sólo era una chica complicada que no exageraba nada cuando decía que era complicada.
Me habló de casualidades, de magnetismo, de cuerpos celestes, de constelaciones. Y yo uní todos mis lunares y en ningún momento apareció su silueta. Así que únicamente, lo hicimos porque era guapo. Porque yo estaba borracha y también me sentía un poco sola. Esta mezcla en gastronomía sólo la ponen en los mejores restaurantes.
No diré su nombre porque no lo recordé hasta pasadas semanas, cuando le volví a ver, igual de guapo y de aburrido. El no dejo de llamarme preciosa, ratona, artista, musa y esas horteradas que te llaman los guapos muy guapos que se piensan que tú no te crees tan guapa sólo por estar hecha de cristalitos.
El no dejo de hablar de la magia, del azar, de universo, de Unicornios en vinagre.
De la química. De nuestra química.
Y yo, que siempre he sido de letras, en este caso de dos: No.
Levante la mano y paré un taxi.
Libre.
Lo hice porque, además de guapo, también resultó ser imbécil."
Que yo, llevaba tiempo deseando encontrar el texto que te dejara con ganas. Y lo encontré, por suerte no tuve que utilizarlo. Pero es que a pesar del tiempo, resulta que sigues siendo imbécil.
Y yo lo fui.
Pero he cambiado. Y he amado.
Así que, cómo nunca lo hice, porque no había necesidad, punto final.