Si me dejas abrazar los árboles, hablar a las piedras, cantar a las aves y tocar las estrellas...
Si me dejas rozar las nubes, esconderme en mi cueva, llorar de alegría y ver la luna llena...
Si me dejas viajar a tu centro, sanar tus heridas, hablar desde dentro y hacer retumbar los miedos...
Si me dejas cogerte la mano, andar descalzos, mirar al mismo lado y convertirnos en ballenas...
Si me dejas experimentar una libertad compartida, un beso en el alma, un nada que sea todo y un eterno segundo...
Si me dejas más de un momento contigo, a solas o en compañía, te demostrare los colores mágicos de la vida, te enseñaré a mirar más allá de la realidad ficticia, te acunaré, te cuidaré y te sacaré de tus propios fangos cuando te metas en ellos.
Concédeme tu valentía, la de atreverte a saltar junto a mí... te espero allí, donde los sauces bailan, donde los corazones laten... donde se vuelve a ser niños con goce de adulto, te espero allí donde se esconde el regalo para el que vinimos a esta vida: amarnos.
-A.
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