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martes

Brindo

No he podido evitar reírme tras esa conversación, tan simple pero con tantas entre-líneas.Últimamente todos exaltan su rareza, que dicen ser únicos por naturaleza. A esos raros, les digo yo, que no son más que frutos de una sociedad que impone modas. Si surge un movimiento radical, todos tenemos ideales radicales, si hay por lo que manifestarse, vamos a manifestarnos, aunque no sé de que va. Luego están los sinceros a rabiar, el "me la suda" y no tengo miedo a hablar. Esas personas llegarán lejos, siempre y cuando no trunquen sus principios. Hablando de principios... ¿Qué es eso? ¿Existe? ¿Se come? Por que yo personalmente, no los veo. No me fío de la primera imagen, tampoco de las palabras de las personas ¿Por qué será? Veo contradicciones por todos lados, soy una persona noble pero traiciono lo que supuestamente me daba la vida. No lo entiendo. Tampoco sé como es eso de soy una persona tolerante pero eh, no te acerques a mi, que no me mola tu rollo. O esas personas que ignoran por completo el contrato social, somos todos iguales pero no me apetece ayudar, búscate la vida que yo aprenderé a nadar. Y todo esto venía por la rareza, las pequeñas manías que nos hacen únicos. Entonces yo pienso, medito, ¿qué nos hace especiales? ¿Es cómo nos comportamos de madrugada? ¿La bipolaridad? ¿Acaso se encuentra en la sonrisa? No lo sé. Sinceramente, no me importa. Me gustan las personas tal y como son, con sus defectos y cualidades. Por eso brindo por todas esas personas que en algún momento decidieron compartir algún tiempo de su vida conmigo. Las que se fueron y me enseñaron a vivir, les agradezco cada segundo, minuto, mirada, sonrisa, lágrima, abrazo y palabra. Les agradezco haber podido ver su mundo, demostrarme que hay vida más allá de mis retinas, hacerme sentirme especial y haber roto mi caparazón duro. A veces, incluso les agradezco que se hayan ido, no saben como duele haberles conocido para haberles perdido. Me enseñaron lo que es dolor, me hicieron conocer los síntomas que son estar sin comer casi un mes, me ayudaron a diferenciar sentimientos y sobretodo, que la vida no está hecha de tonterías. Vi la realidad tal y como la pintan. Pero me enseñaron ante todo lo que es querer a alguien y haberlo perdido. Pero siempre los encuentro y sonrío en ciertos vicios, tan simple como la calada de un cigarro, en una copa con una mezcla extraña, en algún bicho al que tengo cariño, les recuerdo en fotografías, en ciertos minutos de mi vida. Lo mejor, es que me enseñaron que querer a una persona, cuando la has querido de verdad, es hasta el final. No desaparece. Me fascina. Y brindo por los que se han quedado y los que han venido. Los que me preparan para repetir el mismo ritual haciéndome disfrutar de mis aficiones y potenciar mis cualidades. Los que me abren su vida y aunque me cueste, les dejo entrar en la mía. Brindo por todos los "¿Cómo estás pequeñaja?" y los "disfruta de la vida", los "eres única" y los "nunca cambies". Pero maldigo los "no te merecen" y los "no valen la pena", también algún que otro "olvidale". Pero brindo y por favor, que esta copa siempre se mantenga llena.



Atentamente:



Una sensible bipolar rarita

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