Es entonces cuando te das cuenta de que da igual cuántos frascos derrames en busca de un perfume, jamás encontrarás aquel que destape un recuerdo ignorado. Hoy no es noche de dormir, es hora de soñar con lo soñado y mirar hacia atrás, como si el futuro no existiese. Digamos que el tic-tac de este corazón vino mal de fábrica y que ahora, no importa lo que hagas sino lo que hiciste. Llega el momento que, lo mires por dónde lo mires, no volverás a compartir el mismo banco con esa persona o no disfrutarás de un baile bajo la lluvia sin que te importe nada. Hay cosas que terminan con suspiros y otras con caladas, dolorosas y apacigües. Pero siempre con la idea de que ese momento, no volverá a pasar. Quizás yo no vuelve a presenciar los rayos de sol entrelazándose entre sus pestañas. Sé que no volveré a escuchar un te quiero o el requerimiento de un beso o un échame de menos de sus labios. Y si pasara sería causa de otro juego desdichado, aun así, perdería aquella magia que provocó nuestra primera mirada. Allí terminó y aquí se acaba.
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