Uno no entiende de destinos. Tampoco entiende de amor, ¿lo entiendes tú? Un barquito a la deriva, de papel si puede ser, sin rumbo, a ver quién se atreve a salvarlo. Quizás el pasado no sea como el presente y mucho menos se parezca al futuro pero para eso mantenemos el recuerdo y perseguimos nuestros sueños. Y para eso luego nos rendimos. Para no conseguir nada. Con ese mal sabor de boca ¿Qué pasa? ¿Uno ya no puede recordar? Es posible que una persona esté bien sola, adoro una buena compañía pero ¿sabes qué? No siempre es la adecuada. Como el verano, igual de interesado. Con ese calor de tres meses que poco a poco se va evaporando. Al igual que un abrazo. Pensé que algún día llegaría y derribaría estas cuatro paredes llevándome lejos. Una hipótesis que nunca se cumplió.
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