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Tengo momentos. Tengo esa extraña sensación de moverme pero siento que el mundo no está dispuesto a mover un pie. Entonces vuelvo a verme sentada, viendo a la gente caminar, cerca de casa por si hace falta correr. Espero a un tal vez o quizás a una mano que no quiero ni ver. Otra vez. Siento la pesadez de estar estancada, sin esa energía de darle por culo al mundo y andar sin siquiera mirarlo. ¿Qué esta pasando? Nada, lo sé. Pero lo que en dos semanas no he pensado a caído de golpe en menos de media hora. No hay tema, solo palabras salteadas que ni siquiera tienen sentido al juntarlas. Te quieros entremezclados en amargura de perder. Despacio, es verano, al fin y al cabo estas palabras tienen sentido mientras el tiempo pase. Y es que el verano aquí es siempre primavera, necesito huir a un mundo de miradas transparentes donde el mundo me sorprende. Dame una copa más que este concierto va a ser largo mientras creamos lágrimas de fuego que jamás brotaron. Lento, que se lo lleva el viento. Deprisa, que el sol quema nuestros sentimientos. Y así pasa el tiempo, ni deprisa, ni lento, al ritmo del tic-tac que nos rodea, no se trata del reloj, se trata del corazón.

-Se te ha caído algo…

-¿El qué?

-La sonrisa.