Todo empieza a tornarse extraño. Empieza con unas notas mal afinadas seguidas de las lágrimas mal provocadas. Por no entender, ¿Quién te acusó? ¿Quién te sentenció por amar? Presencias que destrozan el alma, palabras, ya sabes, como cuchillos, afiladas que cortan y rajan… hacen sangrar. Algo está mal. Digamos que están desordenadas, ¿qué hace la torre de peón? ¿Y el caballo? Por mucho que quisiera nunca llegaría a ser Rey. He llegado a percibir la vida mediante nuevos extremos y si no te lo crees… deberías haber visto la Luna ayer, que grande ¡qué hermosa! Y nosotros tan pequeños atrapados en telarañas de cristal que dime, ¿quién se va a atrever a destrozar? Tan bella creación… Tan cruel destino. Mira, intenta mover aquella montaña. No puedes ¿Verdad? Prueba otra vez pero en esta ocasión, echa un vistazo a tu alrededor, ¿Cómo es que antes no les habías visto? Y ahora puedes. Bueno, sé qué la locura sigue siendo mía, que nadie tiene porque enterarse de esto… Porque nadie lo ha hecho. Pero siguen existiendo tres tipos de lágrimas, aquellas que nacen de rabia o inmediata felicidad, las que contienes y una vez que nacen, caen. Otras que brotan cuando quieres llorar, ya sabes, ese momento ñoño que simplemente estás mal. Esas lágrimas forzadas que se quedan en tu cara arrastrando el maquillaje, ¡esas! Y luego están las de cuando de escuece una lentilla, que no sabes si vas a llorar o solo necesitas parpadear. Lo que viene a continuación se denomina desastre.
martes
i will have held you, i will have kissed you
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