martes
Bones
Con solo mirar percibía la fragilidad de su ser, las costillas marcadas, ese relieve tan perfecto, cada uno de sus huesos pedía a gritos traspasar su piel. Mis dedos, acariciaban cada uno de los poros como si fuera lo más delicado nunca visto. Lo adoraba, cada parte del cuerpo se marcaba como tatuajes, su pecho perfectamente construido sobre el que dormiría largas horas, el vientre débil pero con ganas de ser fuerte… El andar que transmitía que se rompería como una figurita de cristal.
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