La noche, mi fiel amante. Largas horas hasta que el sol vuelva a aparecer, no seremos descubiertos hasta entonces. Entonces me siento en el horizonte con él a mi lado y juntos, vemos como a lo lejos el sol se esconde dejando ese rastro entre rosa y morado. La Luna, tras las nubes, morbosamente nos espía ¡Envidia que nos tiene! Susurré con delicadeza esas palabras que nunca soy capaz de pronunciar pero lo hice, me acerqué a su oído, le rodeé con los brazos y susurré "Te amo...". Entonces solo quedó eso, él y yo, solo nosotros dos.
Que sea cierto el jamás... ¡Oh, Cállate!
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