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Miré esa foto, tan perfecta, tu y yo agarrados. Es curiosa, parece que yo estoy escapando de tus brazos y sonrío al encontrarme con tus ojos que apenas puedo ver tras el cristal de tus gafas. La foto de mis sueños, siempre pensé yo. Ahora imagino el verano de mis sueños, no es este, pero he de admitir que jugar a las cartas en lo alto de una azotea resulta irresistible, más si es junto a tus amigos. Las locas vueltas por las calles de Madrid tampoco están de más, solo si sabes a quién acompañar.