viernes
Hay pequeñas cosas que nunca cambiaría como el capuchino de todas las mañanas, el suave tacto de la espuma mojando mis labios y el dulce sabor del chocolate espolvoreado. Cosas como el sol saliendo tímidamente de entre los edificios o la muestra de cariño de mi gatito. Madrugar no me gusta pero si ver al sol nacer, caminar por las calles escuchando rock y acariciar los arbustos que dejo atrás en el camino. Aunque hay cosas que me enamoran y esas me superan. Cosas como escuchar los latidos de una persona a la que abrazas, es algo que realmente me tranquiliza, es superior a mí, me hace sentirme bien, protegida. O una respiración fuerte. Soltar todo el aire así sin más. Me hechiza. Me gusta escuchar el suave vaivén del aire entrando por las fosas nasales, todo esto me gusta porque son pequeños signos de la existencia del animal en la raza humana.
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