¡Hey, café! Me gusta el rozar del sol en tus ojitos, ¡qué son iguales que los míos!
Antes de que amaneciera, salí huyendo de tu cama. En tu espejo un testamento: “No nos queda nada”. Deje tu barra de labios,y con ella un par de años. De quererte por las tardes, de mañanas sin llamarte. Tú me enseñas que, se puede querer, lo que no ves.Tropezamos de repente, como en un nuevo 11S. Sonreíste a quema ropa, contra el filo de mi boca.Y susurraste que el pasado, solo es como un día malo. Y la lluvia abrió las puertas, de mi vida en tu Ford Fiesta.No consigo recordar, porque motivo me fui, pero en tu cuarto de baño, sigue tu rojo de labios. No consigo recordar,como he llegado hasta aquí, solo sé que estoy borrando, lo que un día te hizo daño.No quiero olvidarte.Siempre fui poniendo parches, negando segundas partes. Hasta que me demostraste, que se puede querer.
Lo que no ves
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