Extender los brazos y sentir el frío que azota en nuestras caras (por fin) seguido de golpes fuertes provocado por el enfado del cielo. Lágrimas que caen desde lo más alto proporcionándome felicidad. Corremos, huimos ¿no? No. Lo disfrutamos, perdemos el control y seguimos avanzando hasta llegar lejos, me gusta el llover, me gusta el olor a tierra mojada, me gusta ver la luz natural provocada por los relámpagos y escucharlos gruñir. Luego me gustaría disfrutarla bien acompañada, cuando la situación no sea tan complicada, me gustaría quitarme la timidez de sujetarte de la mano fingiendo estar cansada o sonreír cuando me faltan las palabras. Porque me gusta ver a mi gata casi sin respiración tumbada en la cama pero prefiero perder el tiempo en alguna mañana en la que inundan los silencios y tengo ganas de llamar a tu ventana. Y lo hago, aún estando asustada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario